En un encuentro con, desgraciadamente, muchos protagonistas previos, las miradas una vez sonó el pitido inicial se centraron en Pepe, defensa del Recreativo que disputó su primer partido esta temporada con el primer equipo.

No fue su estreno en choque oficial con los de Diego Martínez, ya que jugó la pasada campaña los 120 minutos del encuentro de Copa ante el Hospitalet.

Lo del lateral derecho del Granada en las últimas semanas es un misterio, y Pepe fue el elegido para tratar de poner el parche a ese agujero creado en esa parte de la zaga en forma de bajas.

No estaban disponibles Víctor Díaz, Quini, Foulquier ni Azeez, los cuatro jugadores que se desempeñaron en esa zona la pasada campaña. Tampoco Vallejo ni Antonio Puertas, los que la ocuparon en los dos encuentros anteriores.

Pepe fue el séptimo hombre, y aún hubo espacio para un octavo, ya que el linarenese sufrió calambres en el tramo final del partido y fue sustituido por Nehuén, el octavo pasajero.

Sin agobios

Firmó un buen partido el joven lateral. Llevó a cabo en todo momento la premisa de no complicarse la vida y desde el mismo saque inicial, cuando el Omonia buscó un ataque por su lado que acabó en saque de portería al parar bien a su rival y proteger el balón, se comprobó que estaba al nivel de exigencia requerido para este encuentro.

Subió su banda bastante menos que Carlos Neva por la izquierda, seguramente porque así se lo indicaron los técnicos y en ningún momento pasó apuros, aunque una de las mejores ocasiones, y únicas del Omonia, llegó tras ser regateado por un rival.

Cometió una falta y se llevó el aplauso de los suyos cuando fue sustituido. Lo hizo fácil, no se complicó la vida y cumplió con creces