Granada CF La Resaca

Expectativas muy altas, realidad ruinosa en el Granada CF

  • Robert Moreno y los suyos han pasado de hablar de Europa, aunque no todos, a no ganar ningún partido en siete jornadas

Víctor Díaz ante Aspas, en el Celta-Granada CF del lunes

Víctor Díaz ante Aspas, en el Celta-Granada CF del lunes / Efe (Vigo)

El Granada CF vivió durante el pasado verano una situación totalmente anormal en el mundo del fútbol, que se extendió hasta que los primeros resultados del equipo en partido oficial dictaron sentencia.

Fue el primer club del mundo en el que las expectativas de dirigentes, entrenador y jugadores que llegaban tras ser fichados estaban por encima de las que se había marcado cualquier aficionado coherente de a pie.

Lo habitual en el planeta balompédico es lo contrario, que los seguidores opten y deseen mucho más que lo indicado de forma pública por los miembros de la entidad.

Seguramente para insuflar ánimo y motivación tras la desazón y la tristeza que dejó la marcha de Diego Martínez, Robert Moreno habló de Europa la primera vez que se puso ante los micrófonos como nuevo entrenador del Granada. No bajaron de ahí el listón ni los dirigentes ni las incorporaciones.

Tras tres años de pasito a pasito, de humildad, de no salirse del camino o de no mirar más allá del próximo encuentro, en definitiva, de ‘diegomartinismo’ en vena, a la mayor parte del granadinismo sorprendió esas pretensiones tan altas, consciente de la dificultad que en sí mismo ya entraña alcanzar la permanencia en la máxima categoría.

Como era de esperar, cada uno de los futbolistas que permanece en la plantilla del pasado ha tirado del discurso antiguo cada vez que ha sido cuestionado por los objetivos del curso.

No tengo dudas de que era también lo que hubiera hecho cualquier hincha normal caso de ser cuestionado.

En este punto es bueno señalar que es difícil encontrar en el último lustro en el fútbol español un técnico más ambicioso que Diego Martínez y un plantel más ambicioso que el que él dirigió.

Pero como bien dijo el gallego, citando a Woody Allen, cuando el Granada subió a Primera en Mallorca “las cosas no se dicen, se hacen; porque al hacerlas se dicen solas”.

Suspenso

Las expectativas eran altas y la realidad es ruinosa. Estuvo el Granada en Vigo mejor que en otros encuentros. El problema es que en esos partidos anteriores había estado fatal, por lo que tampoco era difícil superarse.

Es decir, que en una escala numérica pasó del ‘3’ al ‘4,5’, mas sin alcanzar aún el aprobado. Siete partidos ha jugado ya el equipo y no ha ganado aún. Lo peor de todo es que no ha merecido llevarse los tres puntos en ninguno de ellos.

Tampoco ante el Celta, donde la mejora defensiva no estuvo acompañada del acierto arriba de otras veces. Hay que hacer mucho más para vencer, y este Granada, por ahora, o no sabe, o no puede. O ambas cosas a la vez.

La continuidad del entrenador

No es fácil responder a la pregunta de si Robert Moreno tiene que continuar o no al frente del equipo. Los que lo trajeron, y solo ellos, son los que tienen que tomar la decisión.

Y para hacerlo el análisis tiene que ser mucho más profundo que mirar la clasificación y apreciar lo que todo el mundo ya sabe, que el Granada está en descenso y sólo ha sumado tres puntos de 21 posibles.

Saber cómo respira y qué piensa el vestuario, si se ha producido evolución en el juego del equipo desde el inicio del curso hasta ahora o no, si ha habido más resultados que méritos o a la inversa y si el equipo tiene un patrón definido, es consciente de lo que desea hacer en el campo y los jugadores están convencidos de ello son, entre otras muchas, cuestiones a analizar por los dirigentes antes de tomar una decisión tan drástica como el despido de un entrenador y el numeroso grupo de ayudantes que le acompañan cuando todavía no se ha alcanzado octubre.

Maximiano

Pocos dudan de que lo mejor del Granada en este inicio de curso se llama Luis Maximiano.

Serán necesarios más partidos para que el análisis tenga más base, pero por lo visto hasta ahora ha demostrado ser un portero de garantías, de futuro y que puede asentarse y destacar en la elite, tal y como hizo bajo los mismos palos su compatriota Rui Silva.

De todas formas, tampoco estaría mal que no tuviera tanto trabajo, que eso de ser el mejor en todos los encuentros y de tener que parar más que ningún otro portero de Europa no es la mejor señal de que las cosas marchan bien.

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