Viaja más que el baúl de la Piquer. Este dicho castizo bien se puede aplicar a lo que ha vivido el Granada prácticamente desde que comenzó 2020 debido al ritmo frenético que ha mantenido yendo de un lugar a otro de la geografía española en las dos competiciones en las que participa: Liga y Copa.

De hecho, tras el encuentro en el que los rojiblancos dieron la bienvenida al nuevo año el pasado 5 de enero ante el Mallorca, casi ha pasado un mes desde que jugaron la última vez en casa. Lo volverán a hacer mañana, cuando la escuadra granadinista vuelva a a ejercer su condición de anfitrión ante el Espanyol (13:00 horas). Entre medias, los de Diego Martínez han disputado cinco partidos, todos ellos lejos de Granada y en algún caso, muy lejos. Y dos de ellos acabaron con la disputa de sendas prórrogas.

El viaje a Gran Canaria para jugar ante el Tamaraceite, el más largo

Este hecho poco usual de jugar media decena de partidos como visitante de forma consecutiva se debe a una poco habitual alineación de circunstancias. Por un lado, el calendario liguero, que deparó la disputa de dos encuentros ligueros seguidos fuera de casa; y por otro, el hecho del nuevo formato de la Copa del Rey que contempla eliminatorias a partido único en el campo del equipo de menor categoría hasta las semifinales.

Y claro, el Granada es de Primera División y los sorteos le ha deparado durante este mes de enero enfrentamientos ante un equipo de Tercera y dos de Segunda B.

Viaje tras viaje

Tras el mencionado partido ante el Mallorca, el Granada hizo las maletas para solventar la segunda eliminatoria copera en la isla de Gran Canaria frente al Tamaraceite, equipo de un barrio de Las Palmas. Fue el día 11 de enero y los rojiblancos hicieron lo justo para ganar 0-1. Ello supuso completar una distancia de unos 3.000 kilómetros en línea recta entre la ida y la vuelta.

Los rojiblancos no juegan como anfitriones desde el pasado 5 de enero

El siguiente destino fue prácticamente a la otra punta de España: Barcelona. El Granada visitó el Camp Nou el día 19, donde cayó por 1-0 en un partido con cierta polémica por la labor arbitral. El desplazamiento a la Cuidad Condal se tradujo en unos 1.400 kilómetros.

El Granada cayó por 1-0 en el Camp Nou

Antes, el sorteo copero deparó la visita al Badalona, partido que se jugó tres días después del choque ante los azulgrana.

Estancia en la Ciudad Condal

El viaje fue sólo de ida (691 kilómetros), pues una vez solventada la eliminatoria por 1-3 en la prórroga, la expedición granadinista optó por quedarse en Barcelona para preparar su siguiente compromiso, el que había de disputar ante el Sevilla en Sevilla sólo tres días después (25). El conjunto rojiblanco perdió por 2-0 tras un viaje de unos 850 kilómetros a los que hubo que añadir los 248 de la vuelta a Granada.

Antes de viajar a la capital hispalense el bombo ya había decretado otro viaje para disputar los octavos de final de la Copa del Rey, el jugado anteayer día 29 en Badajoz, lo que en kilómetros significaba otros 700. Tras otra prórroga, el conjunto rojiblanco selló su pase a los cuartos de final tras ganar por 2-3 en el Nuevo Vivero.

Por lo tanto, a mediados de la semana que viene el Granada tendrá otro partido copero. Antes, volverá a jugar en Los Cármenes casi un mes después. Veintiocho días, concretamente. Y tras haber recorrido unos 7.000 kilómetros medidos a ojo de buen cubero. Todo un periplo.