Extremadura-Granada CF · Crónica

Este Granada va muy en serio (1-3)

  • Los de Diego Martínez tiran de compostura, empaque, acierto y fortuna en los momentos claves para alcanzar un triunfo de mérito en Almendralejo, ante un duro oponente en un choque de máxima exigencia

Alejandro Pozo protege el esférico ante el jugador del Extremadura Billy Arce.

Alejandro Pozo protege el esférico ante el jugador del Extremadura Billy Arce. / fotos: agencia lof

El Granada CF va muy en serio. Los pies en la tierra pero en posiciones de cabeza, los cohetes guardados mas ruido ensordecedor cantando tres goles y una nueva victoria, la segunda seguida. Menos solvente y más sufrida que ante el Osasuna y con el mismo o más mérito. Era conveniente ganar en Almendralejo para certificar el prometedor inicio y alargar la sensación de optimismo, y los de Diego Martínez vencieron. En un duelo muy exigente y ante un rival durísimo. De la parte baja de la tabla, recién ascendido y que aún no ha vencido, sí, pero durísimo. No es exagerado decir que el Extremadura mereció puntuar.

Pero tuvo enfrente a un Granada fuerte, duro, rocoso, solvente, con empaque, capacidad de sacrificio y enjundia. Y con jugadores de mucha calidad de mitad de campo hacia arriba, entre los que destacó un Antonio Puertas letal y tocado por la varita, con todo el gol y la confianza que no tuvo la pasada campaña.

Ganaron los rojiblancos en un partido precioso para el espectador. Emocionante, jugado de tú a tú, con golpes a la mandíbula continuos entre los dos contendientes. Marcó prontísimo Antonio Puertas y el Granada aguantó bien en una primera mitad de faltas, parones y más pelea que juego. En la segunda se desataron las hostilidades. Se fueron arriba los de Sabas y el Granada perdonó dos veces el 0-2; llegó el empate y los locales tuvieron cuatro claras para el 2-1, con una fundamental salvada por Rui Silva en la que pudo haber penalti y expulsión de Germán; apareció Puertas para hacer el 1-2, metió Diego Martínez tres centrales y se acabó el choque, con guinda final de Pozo en el tercer y definitivo tanto.

El nivel colectivo del equipo, pese a la pájara tras el 1-1 y con mucho aún por mejorar, invita a la tranquilidad. También lo hace el individual. Todos rindieron a un notable nivel, desde el meta luso, clave en momentos puntuales, hasta el entregado un día más Adrián Ramos.

Se estrenó como titular Fede San Emeterio y fue una roca en la medular, creciendo con el paso de los minutos. Va ser difícil sacarlo ya del once. En ocasiones así, cuando las cosas van de cara, todo sale a la perfección, también desde el banquillo. La entrada de Martínez y el cambio de dibujo acabó con las opciones de un Extremadura que estaba lanzado, Nico Aguirre lo hizo todo a las mil maravillas en los pocos minutos que jugó y Pozo marcó un golazo para evitar sustos finales.

Tal y como ocurrió contra el Osasuna siete días antes, el choque no pudo comenzar mejor para el Granada, ya que antes de cumplirse el tercer minuto de juego ya mandaba en el marcador. La fe en la recuperación de los nazaríes provocó, un día más, la pérdida de balón del oponente en la salida. Fue Adrián Ramos quien robó, Montoro el que abrió a la derecha de primeras y Vadillo el jugador que se disfrazo de asistente para ver a Antonio Puertas entrar solísimo por el carril central y ponerle un balón de dulce que el almeriense cabeceó a la red ante un Manu García vencido.

Si había alguna duda de que los de Almendralejo iban a apretar, morder, pegar y achuchar como si no hubiera mañana, en los minutos posteriores al 0-1 lo dejaron bien claro. Todo el balompié de raza y garra que acompaña al Extremadura va aderezado con recursos futbolísticos: el desequilibrio en banda de Capel, el juego de espaldas de Enric Gallego, la calidad de Chuli y Kike Márquez o la llegada de Gio Zarfino.

Los locales atacaron a arreones ante un Granada casi siempre bien colocado, firme en el temido esférico parado y que trató de contener los envites locales con balón, aunque ni la presión de los azulgranas ni el lamentable estado del terreno de juego permitió el juego de posesión rojiblanco.

Rui Silva mandó en el juego aéreo en su área y se lució en un chut tan lejano como fuerte y envenenado de Gio Zarfinio. La parada a una mano fue tan efectiva como antiestética. Antes del descanso, los extremeños sólo estuvieron cerca del empate en esa acción y en una posibilidad en el área pequeña de Enric Gallego, que ni llegó a rematar porque Germán lo encimó, como casi siempre, a la perfección.

Lo de la segunda mitad fue una locura. Vadillo mereció marcar el 0-2 en un jugadón que acabó en el palo y no marcharse poco después con problemas de tobillo. También lo justo hubiese sido el tanto de cabeza de San Emeterio. Pero el fútbol no entiende de justicia y sí de inteligencia y capacidad. Antes, Pardo, Barrera y Chuli ya habían empezado a descoser las costuras nazaríes.

El empate llegó de la forma más inesperada. Se despistó el Granada tras el córner que remató San Emeterio y permitió una contra local que acabó con el gol de Enric Gallego en el área pequeña. No puede volver a pasar.

No se había llegado a la hora de juego y el Extremadura arrolló en los ocho minutos siguientes. Rui salvó el 2-1 en el mano a mano ante el mismo Enric Gallego, con empujón suicida de Germán, ya que era penalti y roja, que el exigido López Toca no vio; Ledesma la mandó al palo y Barrera y Gio Zarfino también perdonaron.

Con Martínez ya preparado para entrar, quien no perdonó fue Antonio Puertas. Pugnó tras un saque en largo de Rui Silva, robó el balón al último defensa local y metió el 1-2 entre las piernas del portero.

Quedaba, con añadido incluido, casi media hora, pero el tanto en contra hundió al Extremadura, ya que no le volvió a toser a una zaga sobrada con tres centrales en el campo. Pozo, con un chut ajustado desde fuera del área tras regatear, firmó la sentencia para un Granada que no va en broma, que está ya en la parte de arriba de la clasificación por méritos propios, por ganar partidos tan duros y complicados como el de ayer.

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