Granada CF

El central que vino del hielo

  • La afición soñó con acabar la temporada haciendo el grito vikingo, pero Ingason no dio el nivel y el Granada acabó en Segunda

El Granada de la temporada pasada recibía muchos, pero que muchos goles. Al equipo le hacía falta un central como el comer. Ni Lombán, ni Rúben Vezo, ni Gastón Silva cuando le recolocaban, ni Saunier, que casi siempre estaba lesionado... Hasta Uche Agbo retrasó su posición hasta el eje de la zaga con el mismo resultado. La solución debía llegar en el mercado de invierno de 2017, y ahí la dirección deportiva de Javier Torralbo puso toda la carne en el asador para firmar al primer, y hasta la fecha, único jugador islandés que ha vestido la camiseta del Granada. Sverrir Ingi Ingason levantó el hype de los aficionados más conocedores del fútbol internacional, pero nunca gozó de la confianza real en que su llegada pudiera ser la solución a los problemas defensivos del equipo. Y efectivamente, no lo fue.

Ingason aterrizó mediado el mes de enero de 2017. El Granada pagó traspaso por él, aproximadamente un millón y medio de euros. El islandés procedía de un equipo de la zona templada de la Liga belga, que extrapolada a la española, equivaldría a un buen equipo de Segunda. Su carta de presentación no es que fuera realmente ilusionante para el aficionado, pero en la retina de los seguidores del fútbol estaban las imágenes de la selección de Islandia en la Eurocopa del año anterior. Islandia había conquistado los corazones de todos. Superó la fase de grupos eliminando a Austria, una de las candidatas, y en octavos de final, dieron el gran golpe dejando fuera a Inglaterra. Solo la anfitriona y finalista Francia acabó con el cuento de hadas del fútbol de un país de apenas 300.000 habitantes, que veía los partidos en plazas públicas en las que no anochecía nunca. Se fue de aquel torneo con dos apariciones, todas ellas desde el banquillo, y 49 minutos disputados.

Ingason fue parte de la Islandia que sorprendió en la Eurocopa y que quiere hacerlo en Rusia

Cuando Piru fichó a Ingason, todo el granadinismo se acordó de los aficionados islandeses en los estadios del país galo haciendo el grito vikingo. Algunos soñaron con imitarlo, pero el central nacido en Kópavogur, una población del cinturón de Reykjavík, no enganchó a la hinchada. Combinó unos pocos buenos partidos con otros bastante regulares, donde no solucionó los problemas defensivos de un Granada que acabó bajando a Segunda. En su haber quedó que marcó un gol vestido de granadinista. Se lo hizo al Sporting de Gijón a la salida de un córner y supuso el 0-1. Ese tanto fue lo que más cerca estuvo Ingason de convertirse en héroe rojiblanco. Le duró la leyenda apenas diez minutos. Los asturianos empataron al poco y en el segundo tanto, el de la remontada de los Guajes, Ingason despistó completamente su marca y ni saltó para evitar el testarazo de Babin, un ex jugador del Granada, que hizo el 2-1 que el equipo no pudo remontar, y que de forma casi definitiva le arrastraba a la división de plata.

Lo mejor del paso de Ingason por el Granada fue que el club pudo recuperar la inversión que hizo con el islandés. El Rostóv ruso (ciudad en la que por cierto cerrará Islandia la fase de grupos ante Croacia) apoquinó dos millones de euros por hacerse con el central el pasado verano, por lo que el club, al menos ganó medio 'kilo'. No le abandonaron los apuros. Su equipo estuvo rondando la zona baja, pero al menos se salvó. Jugó 30 partidos y hasta anotó seis goles. Con estos datos, y con Islandia no teniendo mucho donde elegir por mera estadística, Ingason acabó siendo convocado para esta cita mundialista, histórica para su país al ser la primera.

Eso sí, Ingason tendrá que esperar para debutar. Anteayer, Hállgrimsson no le dio cancha en el histórico empate contra Argentina. Y eso que Islandia se limitó a defenderse como gato panza arriba, por lo que era un partido para él. Lo que está claro es que, de seguir así, los islandeses pueden seguir su cuento de hadas. ¿Lo jugará Sverrir?

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