Cuando se produjo el cambio de propiedad del Granada CF, el nuevo presidente, Jiang Lizhang, presentó su proyecto, por entonces con el equipo en Primera División, con mucha parafernalia. Tras el conocido fracaso, se siguió disparando con pólvora de rey la pasada campaña, al conformar una plantilla con nombres de postín e incorporar a un entrenador de reconocido prestigio en la Segunda División, lo que a la postre no sirvió para nada. Visto lo visto, a la tercera se optó por un perfil más bajo y por menos pomposidad. Pues, precisamente hay mejores sensaciones en el inicio de la competición en la campaña en el que se ha hecho las cosas con más humildad.

El conjunto rojiblanco ha cubierto prácticamente un cuarto de temporada y lo hecho hasta ahora se puede calificar con un notable alto. El Granada ocupa en la actualidad la tercera plaza, a sólo dos puntos del líder Málaga, tras haber firmado seis victorias, dos empates y otras tantas derrotas. La regularidad que hasta ahora presenta el conjunto rojiblanco se presenta hasta en los resultados: tras empezar con dos empates, las dos derrotas -en los campos del Deportivo y el Alcorcón- llegaron tras sumar tres victorias consecutivas. El camino en la clasificación ha sido hasta ahora ascendente desde la primera jornada, en la que ocupó el decimosexto puesto. Desde la cuarta, además, el cuadro granadinista está instalado en zona de privilegio, situado en entre los seis primeros clasificados.

El equilibrio del juego rojiblanco se presenta en ambos lados del terreno de juego

Si la pasada temporada se definió al Granada como una plantilla de nombres pero no como un equipo, hasta ahora la impresión que se ha trasladado es que con menos 'figuras' hay más unidad dentro y fuera del terreno de juego. La labor en este sentido de Diego Martínez está resultando encomiable. Por lo visto hasta ahora, el Granada está mostrando un carácter de cuya falta adoleció la pasada campaña, tanto es así que su juego es reconocible independientemente del resultado por la capacidad de sacrificio de todo el colectivo. Además, la capacidad de lucha y concentración se mantiene incluso cuando se va por detrás en el marcador, a diferencia del año pasado, en la que el conjunto rojiblanco parecía quedarse sin brújula cuando iba perdiendo.

Además están los números que, como el algodón, no engañan. Tras diez jornadas de competición, el Granada es el equipo de Segunda que más goles ha materializado (17) y uno de los que más seguridad muestra en su retaguardia (ha recibido ocho goles), lo que deja claro la calidad que tiene el equipo a ambos lados del campo y del equilibrio que tiene su juego.

Cubierto el primer tramo liguero, ahora hay que centrarse en los tres que faltan. Lo que a día de hoy parece evidente es que si el Granada mantiene su identidad y juego tendrá mucho que decir esta temporada. De momento, se han superado todas las expectativas.