El 2020 será un año que quedará en el imaginario de prácticamente todo ser humano con conciencia. Generación tras generación. Tanto jóvenes como mayores contarán a sus hijos que este curso ha sido negro, que nos invadió una maldita pandemia mundial que impidió reuniones familiares hasta en fechas señaladas como cumpleaños o Navidades.

Afectó a todos los ámbitos posibles e imaginables. El fútbol no iba a ser uno menos. No obstante, este deporte, para bien o para mal llamado de forma ocurrente ‘el opio del pueblo’, consiguió levantar el ánimo –dentro de lo posible– a un pequeño reducto de aficionados concentrado principalmente en la ciudad de Granada.

Granada CF, el manantial

Este pequeño oasis de felicidad, que ininterrumpidamente permitió a los granadinistas evadirse de cada una de sus pequeñas realidades, no se hizo esperar. El Granada CF comenzó el año venciendo al Mallorca, en casa, en la víspera de Reyes. Unos Reyes Magos que, gracias a la ‘eterna lucha’ de este equipo, están cada vez más familiarizados con el rojiblanco horizontal.

El Granada CF celebra su clasificación europea.

Siempre desde términos ligueros –el principio del año estuvo marcado por la actuación del equipo en Copa del Rey–, los primeros meses del año dejaron entrever lo que iba a ser una temporada histórica para el conjunto de Diego Martínez. Los nazaríes sólo perdieron cuatro partidos entre enero y febrero (disputaron trece entre todas las competiciones) y ganaron ocho. Destacable que las derrotas fueron ante equipos como FC Barcelona, Sevilla, Atlético y Athletic Club.

Coronavirus

En marzo comenzó esta dolorosa situación en la que seguimos encallados actualmente. Los aficionados rojiblancos, sin saberlo, asistieron en el tercer mes de 2020 a su último partido en el Nuevo Los Cármenes.

Con el coronavirus, como con cada pequeña adversidad, llegaron las dudas. ¿Seguirá el Granada a su nivel cuando esto acabe? ¿Podrán reponerse con la misma facilidad que equipos de mayor renombre?

La respuesta fue un rotundo sí. Volvieron como se fueron (o mejor). Retomaron su dinámica donde la habían dejado y en junio, junto con un impecable mes de resultados, igualaron su máxima puntuación histórica en liga. Julio será un mes eterno para el granadinismo, no por las victorias (una de mérito en Anoeta y otra tras aplastar en casa al Athletic) sino por lo que se consiguió. Los de Diego Martínez certificaron, en la última jornada, una histórica e inolvidable clasificación para la UEFA Europa League.

La recomposición

Con el fin de temporada se abrió un espacio atípico –siempre marcado por la pandemia– para recomponer un grupo que se había visto dañado por las bajas de jugadores importantes como Carlos Fernández. La dirección deportiva, no obstante, realizó un intachable trabajo de reestructuración que forjó la vuelta de futbolistas cedidos como Vallejo o Yangel Herrera e incorporaciones de relumbrón como Luis Milla o Luis Javier Suárez.

Suárez celebra con Soro y Milla.

El Granada, una vez más entre un mar de opiniones que ponían en entredicho el rendimiento del equipo tras su gloriosa clasificación continental, volvió a exhibir su curiosa habilidad para superar expectativas. En septiembre completó un retorno épico en el que alcanzó cuatro triunfos en sus primeros cinco compromisos.

Eterna lucha

Siguió su victoriosa senda con un octubre inmaculado que terminó imbatido, con destacados partidos como el que ganó al Sevilla o al Getafe a domicilio.

Noviembre fue el mes más triste del año para el aficionado granadinista. Una desafortunada ‘jugarreta’ de la Federación humilló a un equipo que, contra todo, dio la cara ante la Real Sociedad en Anoeta pese a tener que formar un once maltratado por las circunstancias. El club sufrió tres derrotas seguidas y no se repuso hasta diciembre, cuando venció a Elche y Real Betis de manera consecutiva.

El broche final lo puso Diego Martínez, técnico nazarí y leyenda viva del Granada CF. El preparador ya tiene su espacio reservado entre laureles en la ‘Puerta de los Entrenadores’, perpetuando, para siempre, su histórica pertenencia al club granadino, que gracias a él ha encontrado, por fin, la identidad que tanto tiempo llevaba buscando.

La Copa del Rey se tocó con la punta de los dedos

Corría el minuto 75 de juego. Era una noche de gala en el Nuevo Los Cármenes. Todo estaba en orden para el augurio de una cita histórica. Darwin Machís, desde la esquina izquierda del terreno de juego, estaba preparado para colgar el balón al área desde el córner. Listos para rematar, todos los jugadores del Granada, soñando con un gol que lleve a los suyos a la final de la Copa del Rey.

El Granada celebra la locura del 2-0 de Germán ante el Athletic.

Germán Sánchez, el más virtuoso de todos en lo que a acciones aéreas se refiere, logra rematar con la cabeza –pero pareció el corazón– una pelota que desató la locura en Granada. Se dio paso entonces a cinco minutos históricos en los que el graderío rojiblanco horizontal no hizo más que abrazarse, disfrutar y sonreír por estar viviendo uno de los momentos más placenteros de la historia del club. Yuri Berchiche marcó para el Athletic y dejó fuera al Granada en el minuto 81, pero eso no cambió nada.

Para llegar hasta tal momento de euforia y conexión con el aficionado, el conjunto de Diego Martínez tuvo que caminar por un largo y pedregoso camino que superó, como es habitual en los rojiblancos, con esfuerzo, dedicación y desde el respeto al rival, fuese el que fuese.

El primer emparejamiento del campeonato copero puso al Granada frente al L’Hospitalet. El encuentro, muy sufrido, llevó al conjunto nazarí a la prórroga después de empezar perdiendo por 2-0 gracias a un inicio espectacular por parte de los catalanes. Adrián Ramos dejó uno de sus últimos servicios a la causa con un doblete que permitió a los granadinos avanzar a la siguiente fase, donde esperaba el Tamaraceite.

Neva protege el balón ante el Athletic.

El Granada se adelantó pronto con un gol de Puertas y aguantó con tesón el marcador hasta el final (0-1). El Badalona, diesiseisavos, también llevó a los rojiblancos al tiempo extra, donde Gonalons y Carlos firmaron el pase. El Badajoz, en la siguiente ronda, no iba a ser menos, y puso las cosas difíciles para un pase que se concretó en el 109.

El Valencia esperaba en cuartos de final a un Granada agotado que fue llevado en volandas por el Nuevo Los Cármenes a otra noche inolvidable para el imaginario nazarí. Soldado adelantó a los locales en el minuto 2 y, tras el empate de Rodrigo en el 40, firmó un soberbio doblete en el último suspiro de partido que desató la locura en las gradas. El Granada de Diego Martínez ya sólo tenía un obstáculo hasta la ansiada final.