Granada CF: ni antes eran tan malos ni ahora son tan buenos
La Resaca
Pacheta ha encontrado el rendimiento esperado a partir de determinados posicionamientos de jugadores, lo que demuestra que es clave en el funcionamiento colectivo de un equipo la aportación individual de sus mejores hombres
Ni antes eran tan malos ni ahora son tan buenos. El tópico deportivo tantas veces utilizado para cualquier deporte colectivo se ajusta perfectamente a lo firmado por el Granada esta temporada, especialmente en los partidos oficiales disputados en el Nuevo Los Cármenes.
No es fácil explicar ni comprender cómo el mismo equipo que perdió sus tres primeros partidos como local, mostrando evidentes signos de debilidad y de falta de compenetración en todos ellos, sea capaz en su cuarta comparecencia ya no sólo de ganar, sino de golear y de marcar cinco goles en media hora, desplegando un vistoso juego en esos treinta minutos para el recuerdo.
Quizás no haga falta quebrarse demasiado la cabeza para encontrar respuestas. Sólo hay que conocer un poco el mundo del fútbol para entenderlo. Una de las cosas buenas de este deporte es cada fin de semana, y en muchos casos cada tres días, te da una nueva oportunidad, te permite redimirte. Sólo hay que mirar al Atlético de Madrid, por ejemplo, que tras un desastroso inicio de campeonato golea en sus siguientes partidos, uno de ellos ante el Real Madrid.
La otra explicación a la metamorfosis rojiblanca se basa en el tiempo, en la necesaria calma que hacía falta tener para que el equipo empezara a funcionar, para que Pacheta acoplara todas las piezas y diera con la tecla. Coincidimos en que ha tardado demasiado tiempo, en que lo ideal hubiera sido no tener que esperar a la séptima jornada para ganar y a la octava para hacerlo en casa. Habrá que aplicar en este caso el más vale tarde que nunca.
El técnico ha encontrado el rendimiento esperado a partir de determinados posicionamientos de jugadores, lo que demuestra que es clave en el funcionamiento colectivo y en el buen hacer de un equipo la aportación individual de sus mejores hombres.
Ha sido volver Diallo al carril zurdo, hay que recordar que estaba lesionado desde la primera jornada, y ha ganado el Granada dos partidos seguidos; ha confiado en Rubén Alcaraz como medio centro defensivo, y ha hallado la deseada solidez para gobernar los partidos desde la medular, completando la formación de tres en el medio dos jugadores ‘diésel’ y muy completos como Sergio Ruiz y Alemañ; ha sido colocar a Álex Sola como extremo, pese a que Pacheta dijo un par de veces que venía para ser lateral, y ha encontrado el equipo el colmillo, la capacidad de desborde y el gol que no tenía en ataque. Pocas cosas en el mundo del fútbol son casualidad.
Tendrá que corroborar el equipo su evolución, crecimiento y mejoría el viernes ante Las Palmas, un equipo que viene de ganar al Cádiz y que, a priori, es más potente que Huesca y Real Sociedad B. Y tendrá que hacerlo con una importante rémora, que es no contar con un portero de la primera plantilla disponible.
La situación creada, se mire por donde se mire, es una irresponsabilidad y una incompetencia más del club y, en especial, de sus gestores deportivos. Primero por no tener en la plantilla tres porteros, algo ya habitual en cualquier equipo y, más aún, en uno que tiene que afrontar 42 jornadas en una categoría tan larga como la Segunda División, más Copa del Rey.
Puedes contar sólo con dos guardametas si debajo tienes un filial que te respalda, un equipo menor en una categoría apropiada para que sus futbolistas puedan promocionar al primer conjunto. No es el caso de un Recreativo al que han matado deportivamente desde el propio club en las últimas temporadas, pasando de Primera a Tercera Federación.
El segundo motivo de la ‘cagada’ es que si tú te quedas sólo con dos cancerberos, tienes que estar plenamente seguro de que no te va a pasar lo que te ha pasado, no puedes dejar el más mínimo resquicio a la opción de que se te vayan los dos a la vez en una ventana de selecciones. Les pagan, y muy bien, para que estén atentos a estas cosas, para que prevean estas posibilidades.
Tras los muchos goles marcados por el Granada ante la Real Sociedad B, el estadio explotó en un grito unánime de “directiva dimisión”. Que los tantos no tapen la realidad, que las alegrías, y ojalá que vengan muchas de aquí en adelante, no oculten su pésima gestión a todos los niveles, que la mejoría no haga olvidar que el Nuevo Los Cármenes sigue dando pena o que las obras de la Ciudad Deportiva no tienen fin. El Granada sigue comandado por unos dirigentes pésimos y necios, aunque el equipo marque cinco goles en media hora.
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