Que el partido contra el Real Madrid no fue el mejor de la temporada del Granada CF es una evidencia. Que los nazaríes llegaron con el trabajo hecho y dieron lo mejor de sí en un curso en el que acumulan casi una sesentena de encuentros también lo es.

El mal partido de los de Diego Martínez constató varios de los males que los rojiblancos han arrastrado a lo largo de la campaña. Pero sería más que injusto no contextualizar esta situación. Un equipo llegaba sin nada en juego y otro en plena pugna por alzar el título liguero.

Atasco

Dicho esto –y como en casi todo en la vida– siempre hay que intentar ver el lado bueno de las cosas. Si hay algo que ha estado perjudicando al Granada a lo largo del año eso han sido las lesiones en la medular. Con las bajas de Montoro, Luis Milla o Yangel Herrera, Diego Martínez siempre prefirió hacer un cambio de dibujo a mantener el esquema con diferentes nombres. Una de las principales alternancias ha sido el 1-4-2-3-1, sistema elegido para jugar ante los blancos, donde siempre ha cojeado la posición del mediapunta.

Como viene siendo habitual en tal caso, el puesto de ‘trequartista’ lo ocupó Fede Vico, venido a menos desde la campaña del ascenso y que apenas acumula seiscientos minutos esta temporada. Su partido, como el de casi la totalidad del resto de sus compañeros, fue gris. El enganche cordobés fue claramente superado por la zaga merengue y, exceptuando un pase largo a Jorge Molina, nunca consiguió hacer de enlace entre el centro del campo y la delantera de los granadinistas.

Luz

El que iluminó el duelo fue Alberto Soro. El zaragozano regresó al verde por primera vez tras su lesión en la rodilla derecha para enfrentarse a todo un Real Madrid y dejó su huella perfectamente marcada en un choque en el que fue el mejor de los nazaríes. El zurdo aportó al juego del Granada algo que parecía abandonado hasta su ingreso: frescura. Se ofreció, recibió, creó e hizo jugar. Y eso que sólo jugó cuarenta minutos.

Ingresó al césped en el minuto 54 y fue a partir de entonces cuando el conjunto nazarí empezó a carburar. Partió desde el costado derecho pero apareció por toda la frontal del área defendida por Courtois dando vida a una ubicación que parecía haber quedado huérfana. Gracias a él llegó el único tanto de la escuadra rojiblanca en el encuentro, cuando filtró un pase hacia el área que terminó en gol de Jorge Molina tras un fuerte chut repelido por el cancerbero belga del Real Madrid de Luis Javier Suárez.

A falta de atino

Otra sustitución de Diego Martínez que tuvo un gran impacto en el partido –al menos en las sensaciones– fue la del colombiano. Luis Suárez entró a la par que Soro y relevó a un exhausto Darwin Machís que acusó la falta de frescura en las piernas. El delantero ‘cafetero’ se situó en punta, formando una dupla de atacantes con Jorge Molina, y generó varias situaciones de peligro para unos hasta entonces relajados Militao y Nacho.

Pese a que los buenos minutos que Suárez dejó sobre el césped fueron más que notables, su actuación quedó eclipsada por varios errores groseros de cara a portería que tendrá que mejorar en las sesiones de entrenamiento. Especialmente inexcusable fue una ocasión en la que sólo debía empujar a la red un balón que le cayó llovido desde un costado y apenas llegó a rozar. Al igual que Soro, el ariete se ha perdido una gran cantidad de partidos debido a las lesiones, por lo que volverá a ejercer de fichaje de lujo para el próximo curso.

Lo no tan bueno

El encuentro del Granada CF frente al Real Madrid fue de todo menos bueno. El equipo, en líneas generales y a excepción de lo ya comentado, cuajó una noche demasiado plana en cuanto a juego y en la que sufrió en demasía en las transiciones que los de Zidane les obligó a realizar y la acumulación de minutos durante el curso. Especialmente señalados por su actuación quedaron Yan Eteki, Rui Silva y Germán, cuyos desaciertos en cada uno de sus campos costaron goles en contra a un equipo superado por su contrincante.