En la larga noche de los tiempos se perdió el origen del apodo del Mbatí Agüero. Buscando la palabra que da significado a su apodo en la red, ni una referencia, ni un parentesco con algo paraguayo. Las referencias de un mbatí, que suena a un animal amazónico, son un idioma de la República Centroafricana y el nombre de varias montañas también en el continente que en los aros olímpicos representa el color negro.

La historia de Juan Bautista Agüero es la de un delantero estelar en su país, un Paraguay que jugaba su tercer Mundial en 1958, pero el primero lejos de Sudamérica. Una carrera meteórica desde que despuntó como juvenil le llevó a uno de los grandes, el Olimpia de Asunción, donde de coronó campeón en tres ocasiones de la Liga paraguaya. Fue en el año de aquella Copa del Mundo en Suecia cuando acabó como máximo goleador de la 'O'. Era la estrella de su selección con apenas 23 años.

El Mbatí fichó por los rojiblancos ya aquejado de una lesión que le hizo jugar renqueante

Como a otros tantísimos futbolistas sudamericanos, el Mundial fue su salto de presentación para el fútbol europeo. Y eso que su selección quedó apeada a las primeras de cambio, eliminada prácticamente desde el primer día tras recibir un 7-3 del combinado francés en Norrköping. Agüero disputó todos los partidos y se dejó notar en todos, sobre todo a partir del hundimiento contra Francia. Sorprendieron a la ruda Escocia con un dechado de talento por encima de la organización y así mantener el sueño del pase a octavos vivo. Agüero puso por delante a los rojiblancos al aprovechar un mal pase de Parker con solo tres minutos de juego. Volvería a mojar cuatro días después en el duelo clave ante Yugoslavia, más técnica que la Tartan Army. En un duelo que acabó 3-3 y eliminó a Paraguay, Agüero estableció el 2-2 al aprovechar un rechace del portero a un tiro suyo a los 49'. Pero los americanos no pudieron con los balcánicos y se volvieron a casa...

O no. El Sevilla se hizo con los servicios del Mbatí. Siete temporadas en el equipo de Nervión donde anotó 36 goles en 134 partidos. En medio de todo este tiempo, la Federación Española prohibió el fichaje de jugadores extranjeros debido al fracaso de la selección en Chile 1962. La única salvedad era nacionalizar jugadores que pudieran demostrar tener antepasados españoles. Agüero pudo hacerlo y por eso se quedó en España, pero en casi un centenar de casos posteriormente se detectaron fraudes. Fue el caso de los oriundos, la mayoría, de jugadores paraguayos.

Salió de Sevilla camino del Real Madrid, donde jugó más bien poco pero lo suficiente para hacerle campeón de Europa en 1966. Pero con 31 años encima y una lesión grave, su rendimiento no era el mismo. Su caché tampoco y arribó al Granada CF para la temporada 1966-1967, con el equipo recién ascendido a Primera División, pero que acabó cayendo nuevamente a Segunda. Agüero fue uno de los fichajes sonados que quedó en un segundo plano ya que a la punta de lanza se incorporó el barcelonista Vicente González Sosa.

El habilidoso y técnico ariete que despertó la atención en el Mundial 58 aterrizaba en Los Cármenes ocho años después, pero con muchos palos dados en los campos de los 50 y 60. Una temporada pasó de rojiblanco granadinista Juan Bautista Agüero, donde participó en 15 partidos y anotó un único tanto en la goleada por 6-2 al Zaragoza, un partido que sirvió para estrenar de forma oficial la iluminación nocturna del viejo Los Cármenes. El descenso a Segunda le devolvió a Sudamérica, donde se retiró en el Pereira de Colombia.

Alejado del ruido y la fama, vivió de pequeños trabajos. De vez en cuando, la prensa especialista paraguaya le dedica algún reportaje que rescata la historia del "guaraní que se hizo de oro en Europa", pero que ya ni le llaman para las cenas de homenaje del Olimpia de Asunción al que hizo gigante por las llanuras del Chaco.