Rayo Vallecano-Granada CF | Crónica

Un Granada CF verde desesperanza

  • El cuadro granadinista estrena equipación con una paupérrima y lamentable actuación en Vallecas, donde es superado de principio a fin por un recién ascendido que se luce ante su afición

Trejo realiza una entrada a Gonalons.

Trejo realiza una entrada a Gonalons. / Agencia LOF (Madrid)

El Granada CF de Robert Moreno tardó tres partidos en hacer lo que no realizó el Granada CF de Diego Martínez en tres años: un partido paupérrimo, lamentable, en el que fue superado de cabo a rabo por su rival. De esas actuaciones que mosquean, y mucho, a los tuyos.

Tras dos empates para el optimismo y la esperanza ante Villarreal y Valencia, estrenó equipación el cuadro granadinista en Vallecas, un verde que fue de desesperanza visto lo que ocurrió en el terreno de juego.

La culpa no fue del color. Simplemente, en el duelo de debutantes en Primera, Iraola le ganó la partida a Robert en todo; en el enfrentamiento entre un equipo que pretende aspirar a Europa y un recién ascendido que no había ni puntuado ni marcado, los de la franja pasaron por encima de los otros.

Desapareció de un plumazo en Vallecas lo bueno que había hecho el Granada en los dos choques pasados, casi todo heredado de la gloriosa etapa anterior: la competitividad, el empaque, la capacidad para estar siempre en el partido, la mentalidad positiva, el no encajar con facilidad, entre otras cosas.

Y se agravó hasta límites máximos lo negativo que había esbozado el equipo en determinados momentos ante amarillos y valencianistas: los problemas con el balón, la incapacidad para crear peligro, la endeblez en el área propia, que la idea del nuevo técnico aún está por asimilar, entre otras cosas.

A Iraola le salió el partido tal y como lo planeó. Ni Robert ni los suyos encontraron argumentos en ningún momento para revertir una situación que se puso cuesta arriba casi desde el saque inicial.

Dificultades extremas para salir de la presión del rival, todas las segundas jugadas para los de casa, muy pocos ofrecimientos en forma de desmarque al poseedor del balón, sin ideas con el esférico, derrotas continuas en las pugnas individuales, agujeros por el centro y en la derecha de la zaga, una llegada peligrosa del rival prácticamente tras cada pérdida de balón... daría para completar la crónica la enumeración de todo lo que hizo mal el Granada.

El Rayo pasó por encima comandado por un rejuvenecido Trejo, un consolidado Álvaro García y un Nteka letal. Subieron el pasado año sin ser favoritos y ahora, en la elite, brindaron a su afición un reencuentro en forma de goleada.

Sensaciones

Lo peor no fue el 4-0 final. Es más grave las sensaciones ofrecidas. De fragilidad, de incapacidad, de impotencia. Y conceder tantísimo, y que te lleguen con suma facilidad, y crear sólo una ocasión en todo el encuentro.

El inicio del partido no pudo ser peor. Antes del primer minuto Nteka ya rondó el gol en una acción con manos previas de Luis Milla que en otros tiempos seguramente hubieran sido penalti.

Para confirmar que el Granada tenía el cuerpo en Vallecas pero la mente en otro lado, a los 128 segundos ya iba perdiendo.

Un mal despeje de cabeza de la zaga acabó con Álvaro García encarando a Víctor Díaz y firmando el 1-0 con un chut que cogió una parábola imposible para Aarón después de tocar en la bota del zaguero, elegido como el sustituto de Foulquier en lugar de Quini.

Antes del cuarto de hora volvieron a rozar el gol los locales, primero el ex extremo rojiblanco y después Ciss, que se topó con los reflejos de Aarón en otra acción de rebote, esta vez tras saque de esquina.

El guion empezó a torcerse más de la cuenta mediado el primer acto, cuando Domingos perdió un absurdo balón en la medular, y no era el primero de la tarde, para cometer después penalti sobre el omnipresente Nteka.

Trejo lo tiro como Carlos Soler una semana antes: fuerte y al palo derecho de Aarón. Y pasó lo mismo que entonces: fue gol pese a que el meta estuvo a punto de pararlo.

Una clara falta no pitada sobre Bacca, con cartulinas fruto de la impotencia después para Antonio Puertas y para Luis Milla, evidenció que ni era el día del Granada ni Gil Manzano iba a regalar nada.

Carlos Neva, desolado, mientras el Rayo celebra un gol Carlos Neva, desolado, mientras el Rayo celebra un gol

Carlos Neva, desolado, mientras el Rayo celebra un gol / Agencia LOF (Madrid)

Como lo que va a mal puede ir aún peor, Trejo le ganó una pugna aérea a un desconocido Domingos, la jugada volvió a derivar en un mano a mano delantero-defensa y Nteka fusiló a Aarón ante un Germán que le flotó demasiado.

No hubo noticias en el primer tiempo en ataque del Granada, al que hasta le remataba el Rayo las acciones a balón parado.

Sin reacción

Robert tiró de Jorge Molina al inicio del segundo tiempo, dejando en la caseta a Antonio Puertas.

Montoro ocupó ese rol de medio escorado a la derecha que ya usó el preparador en los dos duelos anteriores jugando con dos puntas, con Luis Suárez en el otro perfil.

La primera, y única vez en todo el choque, que el Granada fue capaz de trenzar una jugada peligrosa, entre Dimitrievski y el larguero evitaron el tanto del colombiano tras gran pase de Molina.

Era el inicio del segundo acto y pudo ser el 3-1. Realmente fue es un espejismo. El Granada ya no llegó más, salvo en un par de cabezazos de Germán, y el partido se jugó como quiso el Rayo. Es decir, que sobró ese segundo tiempo.

Álvaro García convirtió su banda en una autopista, hasta que salió Quini, y en una jugada suya marcó Comesaña el 4-0.

Tras cada robo local en la medular se podía esperar lo peor. Fue tan intrascendente el segundo tiempo como los últimos cuatro cambios de Robert, incluido el debut de Rochina.

No hubo granadinista que este domingo no se acordara de Diego Martínez. Seguramente sea una situación injusta con el nuevo cuerpo técnico, pero es lo que tiene hacer un partido tan pobre tras una etapa tan exitosa.

Ojalá haya sido un mal día. Pensemos que el Granada de Robert va a ser el de los dos primeros choques mejorado y no el de Vallecas. Más vale que sea así.

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