El área de Movilidad ha demostrado una manifiesta incapacidad y una cobardía absoluta en sus decisiones.

Díaz ha dicho que sólo habla de los problemas del pueblo, podría hacerlo de los datos de pobreza en Andalucía.

La situación es de una ciudad entera autocomplaciente e indolente que lleva años eludiendo la realidad.

En Granada hay nidos de urraquitas en cada esquina, como las de las fábulas de La Fontaine o Samaniego.

Me pregunto si seguir inyectando dinero público en un negocio que camina hacia el desastre no es una estulticia inaceptable.

Parece que el líder naranja, cansado de prenderle fuego a Cataluña, haya decidido intentar prender un poco aquí.