Así que todos contentos; fiestuki, buen rollito, copitas, batucada y alegría que la primavera ya está aquí.

Este país da miedo. Sobre todo desde que se hizo evidente que los derechos y libertades habían entrado en coma.

El Ayuntamiento de Granada confiesa, una vez más, su incapacidad para solucionar el problema de la movilidad.

No se esfuercen -parecen decirle a la derecha- ya nos encargamos nosotros mismos de matarnos.

Escribo huérfano de aquellos partidos que un día fueron garantía de lucha por la libertad y la justicia. Harto, cansado, triste.

Si el Gobierno actúa por pura testosterona, la verdad es que hay que empezar a pensar que la situación es muy grave.

Han tardado poco en hacer pública su intención de construir, del tirón y sin anestesia, 1.600 edificios pegadas a la costa.

Me da vergüenza vivir en este país donde la democracia se ha convertido en una cáscara vacía.

El referéndum es ilegal, dice el hombre de Gurtell, Punica, Noos, Bárcenas, Camps, Naseiro, González, Marchelo, Nazarí.

Nos hemos acostumbrado al bochorno de los políticos como al del verano eterno, insufrible, inhumano.