Icónica Sevilla Fest

¡Culture Club vive!

  • La Plaza de España acogió un concierto en el que el mítico conjunto, que agrupó a un público de distintas generaciones, hizo un repaso de su discografía

Culture Club en la Plaza de España

Culture Club en la Plaza de España / Juan Carlos Vázquez

Tres de los cuatro miembros originales de Culture Club están todavía en la banda. En su tiempo fueron un fenómeno mundial, crearon clásicos atemporales, generaron controversia y vivieron para contarlo. No hace falta, pues, decir, que yo esperaba con emoción este concierto de Icónica Sevilla Fest. Y no me ha defraudado. Ha sido muy agradable ver a gente de todas las edades disfrutando de la música, muchos de nosotros, sin duda, reviviendo su juventud.

Mientras sonaban por los altavoces a modo de introducción las notas de las canciones más emblemáticas del grupo interpretadas por una orquesta sinfónica fueron entrando todos los músicos y coristas que respaldan a Boy George, Roy Hay -guitarra- y Mikey Craig -bajo-; tienen a dos baterías en esta gira sustituyendo a Jon Moss, el que fuese su percusionista original, pero aquí solo vino uno de ellos, Darren Lewis; cuentan también con sintetizadores, saxo y un coro de voces de apoyo de las que sobresalía la de Roxy Yarnold.

Boy George ha tenido una buena cantidad de mala prensa a lo largo de los años por su actitud y su manera de ser, pero anoche estuvo genial, incluso profundo; completamente en forma, divirtiéndose y disfrutando de la atmósfera de la Plaza de España con un entusiasmo que a todos se nos contagió. Tenía palabras para presentar muchas de las canciones con referencias a sus letras o sus títulos, It’s a miracle, Hold back the Feeling, sobre el amor y las relaciones, de una forma que hubiese sido cursi si no fuese tan irresistiblemente encantador. Nos habló de liberación e ilustró su eterna búsqueda de ella con Everything I Own, la canción que David Gates escribió para los Bread, interpretada en clave de reggae -set me free, set me free, pedía- de una forma hermosa y apartada de aquella pieza tan romanticona que bailábamos en los guateques dominicales de mediados de los 70 en el Círculo Tagore del Polígono de San Pablo… antes he mencionado algo de revivir la juventud, ¿no? ¡Qué fantástica forma de perderse en el interior de la música!

La canción más nueva de Culture Club, The Next Thing Will Be Amazing, les sirvió para comenzar este concierto, mostrando Boy George su voz ahora más profunda y bluesy. Un concierto repleto de canciones tristes que te ponen de buen humor. Así disfrutamos de varios de sus clásicos: I’ll Tumble 4 ya, servida con un poco de salsa mezclada; Church of Poison Mind, enlazada al I’m Your Man de Wham!, ganando muchísimos puntos gracias a la increíble voz de Roxy; Time (Clock of the heart), en la que las líneas del bajo de Craig fueron un maravilloso contrapeso al suave balanceo de Boy George; para la desgarradora Victims se acercó Roy Hay a una consola que tenía en el extremo del escenario a octavar la guitarra y disponerla con la misma entonación que ya antes tuviera en Move Away; con Miss me Blind, invitaron al baile sin parar y con The War song cerraron el set, antes de volver de nuevo con tres canciones más. Pasaron de largo por Life, el disco más reciente, que la banda editó en 2018, aunque sí nos ofrecieron tres canciones inéditas en su discografía, Hold Back the Feeling, Drop the needle, compuesta hace muy poco tiempo a medias con el productor Benny D y You’re So Loud, que fue el segundo de los bises, en el que Boy George nos pidió perdón por ser tan mal hablado. La verdad es que hizo bien en hacérnoslo notar, porque hasta ahora en sus diálogos con nosotros había batido el récord de fuckings que había establecido la noche anterior 50 Cent, que ya es decir.

Culture Club Culture Club

Culture Club / Juan Carlos Vázquez

Interpretaron también Planetary Karma, recuperada no hace mucho para los conciertos, con Boy George preguntándonos si alguien recordaba lo que había hecho en 1993; yo no me acuerdo de ná, nos confesó. La verdad es que nosotros, con la resaca de la Expo y la entrada de nuestra ciudad en la modernidad, tampoco tenemos muy claro qué hicimos ese año. Tuvimos también Eyeliner Voodoo, el single de Boy George en solitario y una versión lenta y emotiva de Do You Really Want to Hurt Me, con un solo de saxo asesino a cargo de James Gardiner-Bateman. Para el final dejaron su mayor éxito, Karma Chameleon, cerrando unos bises que habían comenzado de forma impresionante, llevándose a su terreno el Sympathy for the Devil de los Stones, haciéndolo sonar como si fuese otro de esos clásicos propios, con Boy George coqueteando con la gente, por favor, permítanme… saludarlos. Pero como no queríamos dejarlos marchar todavía tiraron para adelante un poco más enlazando el Karma Chameleon con el Get it On de T. Rex, transformando el clásico boogie rock de los 70 en una fiesta de baile de los 80. Se dejaron notar las raíces de Boy George y la música que le influyó cuando todavía era un chaval llamado George Alan O’Dowd.

Este concierto es el único que Boy George & Culture Club, como realmente se llama ahora el grupo, van a dar en España y no reaparecerán sobre un escenario hasta que lo hagan en Austin a mediados del mes próximo. Después de cuarenta años de carrera, anoche nos encontramos con un Boy George más equilibrado que nunca, conectando perfectamente con todos, haciéndonos felices. Y, sobre todo, mirando a su púbico a los ojos, algo que no hacía ya desde hace dos o tres décadas.

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