Icónica Sevilla Fest

Ludovico Einaudi, entre dos mundos

  • El músico italiano ofreció un emocionante concierto en el que tuvieron un peso específico los temas de su último disco, 'Underwater', pero no faltaron temas legendarios como 'Experience'

Ludovico Einaudi en la Plaza de España

Ludovico Einaudi en la Plaza de España / Juan Carlos Vázquez

Me parece muy curioso que un fenómeno musical de la magnitud de Ludovico Einaudi tope de manera tan frontal con los críticos y aficionados a la música clásica a la hora de encontrar aceptación. Yo no tengo capacidad suficiente para refutar los conceptos musicales que manejan estos clásicos en su oposición, ni voy a tratar de analizar el concierto de anoche en el Icónica Sevilla Fest bajo unos parámetros con los que se moverían mucho mejor otros críticos de este mismo periódico. Lo que voy a utilizar es la mirada de un espectador que más que a un recital de música clásica asistió a una demostración de eso que llaman crossover, que creo que define bien lo que hace Einaudi: fusionar la música clásica con el pop que, según me dijo en una reciente entrevista, le enseñaron sus dos hermanas mayores y también forman parte de su ADN. Y no creo equivocarme si digo también que los 3.000 espectadores, que ocuparon por completo todos los asientos dispuestos en la Plaza de España, iban buscando esa música tan versátil y fácil de escuchar que este músico interpreta, sin pararse a cavilar sobre si todavía tiene mucho que demostrar dentro de las profundidades de la música clásica.

En otras profundidades, las oceánicas, nos sumergió la música que salía de su piano, con el que en solitario comenzó a desgranar media docena de piezas de las que componen el disco que ha dado pie a esta gira, Underwater, el primero que ha editado solo para piano en los últimos 20 años, con tal impacto que se ha convertido en el disco de música clásica más reproducido en la historia de Spotify. La temática submarina del espectáculo se mantuvo fiel al título de la obra: olas, peces, elementos inspirados en el mar, y comenzó con la composición más suave y lenta de todas, Atoms, para ir subiendo la intensidad con Wind Song y Natural Lights. Fue Atoms una pieza de misteriosa oscuridad, con unas resonancias de graves profundos maravillosas, por debajo de las notas ambientales. Wind Song era melancólica y suavemente expresiva, con una cualidad inquietante y escrutadora que me entusiasmó. La calidez aumentó con Natural Lights, como si la luz del sol a la que alude su título comenzara a penetrar en la oscuridad de las aguas más profundas. Con una precisión de metrónomo nos fue preparando para Rolling Like a Ball, que sin ser un climax propiamente, tenía un espíritu fácil y alegre que seguía manteniéndose en todo su transcurso; el mejor momento de la noche hasta ahora, el primero de muchos otros en los que no nos fue difícil ver por qué Einaudi es un músico tan respetado. Con Swordfish nos arrastró de nuevo a las profundidades abisales, tanto del mar como de nuestra mente, porque Flora, con la que continuó, fue onírica, de ambiente todavía más oscuro; comenzó con un tempo muy relajado, aumentando gradualmente la velocidad a medida que se desarrollaba y finalizando con un susurro. Media hora que se había pasado volando.

Ludovico Einaudi Ludovico Einaudi

Ludovico Einaudi / Juan Carlos Vázquez

Fue en este momento en el que hicieron su aparición Federico Mecozzi al violín y Redi Hasa al violoncello. Con ellos Einaudi demostró una vez más que es un maestro del ritmo, con secciones largas y repetitivas cuya dificultad es la que subestiman tanto los que se acogen a los cánones clásicos, haciendo un recorrido de más de media hora por algunas variaciones del Low Mist, de espíritu minimalista, pero realzadas por los instrumentos de cuerda. Estremecedoras fueron las interpretaciones de L’Origine Nascota y Fly, las composiciones que extrajo de su disco Divenire, para completar este tramo de manera fascinante. Fly fue la suma de la variedad de emociones y sentimientos contenidos en las piezas precedentes; una página pasada muy sutilmente.

Pero antes de pasarla, todavía interpretando esta última, se les unió también Francesco Arcuri, encargado de la electrónica y la percusión. Tras los aplausos fue Walk la pieza elegida para continuar; la complejidad emocional que contenía iba más allá de la simplicidad que se desprende de su título: caminar; porque no lo hacían por una calle cualquiera, sino a través de un paisaje desconcertante y de otro mundo. O por el camino de los fósiles a los que aludía el título de la pieza siguiente, Fossils, que lentamente se convertía en un segmento dramático con todos los instrumentos aumentando su volumen a medida que avanzaba el paseo hacia arriba, hasta que se detuvieron para admirar la vista desde lo más alto. Otra vez solo, Einaudi regresó a Divenire con la composición que le da su título, una progresión de acordes envolventes que subían y bajaban, consiguiendo que nuestras emociones les siguieran igualmente en los ascensos y caídas. Si antes hablé de buenos momentos en la sesión, anoten este otro, además. Volvió también al Underwater con la pieza que abre el disco, Luminous, de brillo suave y discreto, antes de hacer estallar la noche con Experience, su tema estrella, del que se puede decir que ha alcanzado ya el status de legendario. Para acompañarle, ya en marcha, volvieron los otros músicos, consiguiendo un efecto visual parejo al sonoro. Imagínense ustedes la belleza derrochada en su interpretación, será lo mejor; porque cualquier cosa que yo escriba no se acercará a describirla. Y dejó para el final la pieza que da título a su obra reciente, Underwater; una inmersión profunda en otro lugar, nadando libremente sin pensar, donde el tiempo se detiene. Dos horas… ¿realmente habían pasado dos horas?

Ludovico Einaudi Ludovico Einaudi

Ludovico Einaudi / Juan Carlos Vázquez

La experiencia sensual y social de una actuación en vivo nunca podrá ser igualada por la escucha de las grabaciones. Cuando se escucha colectivamente, la música desenmascara el alma, las emociones solitarias se comparten y nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. Los puristas pueden burlarse de Einaudi todo lo que quieran, pero es uno de los pocos compositores contemporáneos de música clásica que tiene genuino atractivo popular. A nosotros nos conmovió y sentimos que estábamos presenciando algo excepcional.

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios