Rafael Muñoz-Torrero | Violinista

Fernando Palatín, el violinista olvidado

  • El violinista sevillano Rafael Muñoz-Torrero presenta en IBS Classical el primer disco dedicado a la música de Fernando Palatín

El violinista sevillano Rafael Muñoz-Torrero

El violinista sevillano Rafael Muñoz-Torrero / P.J.V.

Desde que en 2018 accediera como catedrático de violín al Conservatorio Superior Manuel Castillo de Sevilla, la figura de Rafael Muñoz-Torrero se ha hecho habitual en los escenarios de la ciudad, por sus colaboraciones con la Orquesta Barroca de Sevilla y el conjunto Zahir Ensemble y por su participación en otros ciclos camerísticos. Acaba de presentar en IBS Classical su primer álbum como solista, en el que recupera la figura del violinista sevillano Fernando Palatín.

–¿Cuándo conoce a Palatín y por qué se interesa por su figura?

–Fue un poco por casualidad. Yo pasé por todas las etapas de mi formación en el Conservatorio sin saber quién era Palatín. Hasta que un día, José Belmonte, que fue mi profesor en el Superior, me comentó que había conocido al biznieto de Palatín. Yo estaba dándole vueltas a mi tesis doctoral y me pareció un tema perfecto. Investigué un poco y me di cuenta de la dimensión de la persona. El biznieto había hecho algún intento por devolver la figura de Palatín a la ciudad. Pero él no es músico, y estaba dando algunos palos de ciego. Fue al Ayuntamiento a pedir una calle incluso, pero no le echaron mucha cuenta. A un callejón le pusieron Dinastía Músicos Palatín. Sin embargo, él se preocupó en digitalizar partituras, documentos, y cuando fui a hablar con él, fue muy amable y me cedió todo ese material digitalizado, que me facilitó mucho la tarea.

–¿Por dónde continuó su investigación?

–Fundamentalmente por el Archivo Nacional de Francia donde está la documentación del Conservatorio de París, pero también estuve en la Hemeroteca de Sevilla y en el Centro de Documentación Musical de Andalucía en Granada, donde había alguna cosa.

Palatín - Muñoz Torrero Palatín - Muñoz Torrero

Palatín - Muñoz Torrero

–¿Halló ediciones antiguas de la música o todo sale de los manuscritos que custodiaba la familia?

–Ediciones antiguas hay de tres obras. El resto estaba en sus manuscritos y como él escribía su música sobre todo para tocarla él mismo, tuve que hacer un trabajo de edición importante, porque había cosas que era evidente que no eran correctas.

–En su tesis doctoral, que leyó en 2017, incluyó la edición de las 29 obras para violín y piano que se han conservado, ¿no ha encontrado opciones de editarlas comercialmente?

–Para la investigación de la tesis traté de buscar financiación en la Junta de Andalucía y en la Diputación, porque él va a París como becario de la Diputación Provincial, y no encontré mucho interés. Realmente me chocó y me sorprendió que no se aprovechara ni siquiera políticamente una figura de este calibre. Pero yo soy violinista, y lo que quería era tocar su música. Enseguida vi que había muchas cosas de interés. Y además adentrarme en esta música era una forma de enriquecer el repertorio. Me lo tomé como un reto personal. Recuperar una obra de la que no tienes absolutamente ninguna referencia porque no la has oído nunca, de la que no hay grabaciones, que siempre te condicionan, para mí era un reto. Y le digo que ha sido un aprendizaje extraordinario, y una satisfacción triple: devolver la figura de un violinista sevillano de esta índole, el placer de encontrar música nueva y seguir aprendiendo.

–¿Cuándo decide grabarlo?

–Conforme iba haciendo la tesis me di cuenta de que quería tocarlo, y a partir de ahí entendí que sería bueno grabarlo. Esto fue grabado justo antes de la pandemia. Luego, con todo lo que pasó, no ha habido gran prisa por sacarlo, hemos ido trabajando sobre los audios tranquilamente.

–Ha grabado catorce de las veintinueve piezas de piano. ¿Puede darme algún detalle de esta música, que en apariencia está muy cercana al salón romántico?

–Hay piezas muy virtuosísticas, pero lo más significativo de su música yo diría que es el lirismo. Hay cosas francesas, pero yo creo que está más cerca del espíritu alemán, de Mendelssohn o de Schumann. En el Cuento triste, por ejemplo, hay una parte que es Schumann total. En su Fantasía sobre Carmen se adelanta a la de Waxman en el uso del tema lento… Pero lo mejor para mí está en esas formas libres en las que puede dar rienda suelta al lirismo. Cuando usa esas típicas formas ternarias, la parte central tiene momentos de una inspiración muy elevada, las otras secciones a lo mejor son más ligeras, pero la parte lírica es muy expresiva, muy impactante para el oyente. En Pau se relacionó con muchos compositores alemanes y eso se nota. Él dirige mucho entonces y debería de ser muy bueno. Cuando llega a Sevilla dirige mucha música de Beethoven o toca sus cuartetos, los de Mendelssohn, los de Schumann.

Fernando Palatín en su madurez Fernando Palatín en su madurez

Fernando Palatín en su madurez / D.S.

–¿Y qué me dice del Concierto para violín, que comenta también en su tesis?

–Es muy interesante, porque fíjese que es el segundo concierto romántico español para violín, después del de Monasterio y anterior al de Bretón. Es muy mendelssohniano. Está en mi menor y empieza sin introducción orquestal, dos elementos que están también en el famoso Concierto de Mendelssohn.

–El programa lo prepara, lo presenta y lo graba con Julio Moguer, ¿qué relación tiene con él?

–Pues es curioso que siendo los dos sevillanos nos conocimos en Ámsterdam. Coincidimos estudiando allí Julio, Óscar Martín y yo. Y nuestra relación es extraordinaria y está fantástico en este disco.

–Tocaron ya esta música en el pasado ciclo de Las noches del Alcázar de Sevilla. ¿Alguna vez más?

–Sí. Lo hemos hecho también en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén. Me hizo mucha ilusión porque Palatín formó parte de la Sociedad en Sevilla, y además su sobrina y discípula Lola Palatín estaba casada con Jacinto Higueras, que era un escultor giennense. Tenemos además previsto presentarlo en el Espacio Turina, esperamos que a principio de la próxima temporada.

–¿Cómo fue la experiencia de su primera grabación como solista?

–Fantástica, pero dura. Si nos animamos a hacerlo es por IBS. Paco Moya tiene un equipo técnico extraordinario y distribuye muy bien. Tener a alguien en Granada, con un buen auditorio, buen piano, gran equipo, que distribuye bien... Qué más podíamos pedir. Yo lo que quiero es que Palatín sea conocido. Yo no vivo de esto, pero me hace sentir bien. Y es duro, porque además Paco es exigente, lo que se agradece mucho. Se aprende mucho también. Te tienes que enfrentar con tus miedos, tus inseguridades. Estás haciendo algo que amplifica cualquiera de tus imperfecciones. Es un buen reto.

Rafael Muñoz-Torrero en foto de estudio Rafael Muñoz-Torrero en foto de estudio

Rafael Muñoz-Torrero en foto de estudio / Luis Castilla

–¿Cómo es posible que una figura de este calibre haya llegado a 2022 prácticamente inédito en el mundo del disco?

–Eso me pregunto yo también. En España conocemos bien a Sarasate y también a Monasterio o a Quiroga, pero Palatín no era inferior a ellos ni mucho menos. Luego que seas más o menos reconocido depende un poco de la suerte y de lo que tú trabajes para hacerte famoso. Sin desmerecer a Sarasate, por supuesto, pero él estaba orientado a venderse (como Gayarre) y jugó sus bazas de manera audaz y arriesgada, pero muy inteligente. Palatín era más tranquilo, tenía una vida familiar. Su figura en este sentido está más cercana a la de Monasterio, una figura más poliédrica. Tenía otra forma de entender la vida. Le ofrecieron la nacionalidad francesa, pero no la quiso, y no quiso dársela ni a sus hijos, que nacieron en Francia. Él sentía añoranza, y volvió a Sevilla en muy buena posición económica. De hecho da clases gratis, y así forma a Lerate, a Sedano... Fue además director de la Banda del Hospicio provincial de la Diputación. Vino a dar a Sevilla lo que había aprendido fuera.

–En Sevilla se echa de menos un gran conjunto de música de cámara. Me consta su intento de montar un cuarteto de cuerda con el nombre de Palatín, ¿cómo va ese proyecto?

–Pues sí. Estoy detrás de eso junto a Miguel Romero, Aglaya González y Aldo Mata. Lo que pasa es que la pandemia ha roto mucho nuestros planes. Pero tenemos idea de sacarlo. Hemos vuelto a reunirnos hace poco para consolidar el proyecto. Tenemos muchas ganas. Nos entendemos bien. Todos tocamos además con la OBS y hacemos habitualmente música históricamente informada. Estoy muy ilusionado. Pero sabemos que el cuarteto de cuerda es muy difícil, requiere mucha dedicación. Vamos a intentarlo.

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