Cultura

Cuando luce el sol mayor

Orpheon Consort Viena. Femás 2013. Componentes: José Vázquez, viola da gamba y dirección. Lúcia Krommer, viola da gamba. Donat Deáky, clave. Programa: 'Lágrimas de tristeza, lágrimas de alegría'. Obras de Marais, Forqueray, Schenck y C.P.E. Bach. Lugar: Espacio Santa Clara. Fecha: Viernes, 8 de marzo. Aforo: Lleno.

La tonalidad en que está compuesta una pieza musical es asunto que importa poco al público, pero el intérprete de cada instrumento sabe bien que puede influir mucho en la dificultad de la ejecución y en su lucimiento. Así, el luminoso Sol mayor de la suite de Marais con la que Vázquez y Krommer abrieron su concierto les permitió exhibir el maravilloso timbre de sus instrumentos (verdaderamente) originales, de sonido potente y homogéneo. La excelente versión que nos ofrecieron estuvo llena de vitalidad, muy francés bon goût, perfecta sincronía y agilidad en la mano izquierda, siempre ocupada entre los amplios cambios de posición y los rápidos ornamentos, que sin embargo fueron ejecutados con la debida sprezzatura -esa apariencia de facilidad que esconde el estudiado artificio-.

Cuando se pasó del angélico Marais al endiablado y tenebroso Do menor de la quinta suite de Forqueray las tornas cambiaron. Obra de alta dificultad, los gambistas del mundo que pueden tocarla con brillantez se cuentan con los dedos de una mano, y aun sobran. Es difícil permanecer en ese selecto club, y aunque el ilustre José Vázquez mantuvo el tipo, dio con la caracterización correcta de cada pieza (explicada antes de forma tan interesante como prolija) y ocultó con inteligencia las dificultades técnicas bajo algún ostensible rallentando, le fue difícil sostener con su arco la línea de canto en piezas como La Léon, y la sprezzatura fue imposible en la terrible Guignon.

De modo similar, la segunda parte comenzó con elegancia y belleza de sonido (de nuevo Sol mayor) en la sonata en dúo de Schenck. Tras reincorporarse el clave de Deáky -durante todo el concierto preciso y obediente al solista-, el valiente Vázquez atacó el C.P.E. Bach, otro de los tour de force del catálogo de la viola, en el que un arco muy generoso desdibujó en ocasiones la fantasía del músico cubano.

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