Flamenco

El sueño del sur

  • El grupo navarro Zorongo fusiona en su tercer trabajo elementos del jazz y la música académica con los ritmos jondos y la tradición poética andaluza

Bruma y sal. Zorongo. Producido por Ekhi Ocaña y Urko Ocaña. Edición de los intérpretes.

Se trata de una banda de formación y prácticas académicas y de inspiración flamenca. Su relativo aislamiento y alejamiento de la raíz, que les resta algo de contundencia jonda, obviamente, sobre todo por el hecho de no incluir en sus obras voz flamenca, les permite un acercamiento desprejuiciado, desjerarquizado, a los estilos tradicionales. Su música es por ello fundamentalmente instrumental y cuando la voz aparece, puntualmente, lo hace desde las técnicas académicas y jazzísticas, aunque sobre ritmos y armonías flamencas, modales. Esta tercera entrega discográfica del grupo navarro, que celebra los diez años de vida de la formación, en la que cada vez se hace más presente el elemento flamenco, se presenta como un viaje de ida y vuelta sobre los ritmos de rondeña, soleá, tangos, rumbas y bulerías. Horizonte, que abre y cierra el disco, es una pulcra rondeña de fuerte acento clásico, un solo de Urko Ocaña, el guitarrista de la formación, menos denso y más fresco de lo que suele ser habitual en este palo.

La rumba Bruma y sal es una entrega amable, flamenco-chill que, sobre un estribillo pegadizo, da pie a una serie de inspiradas variaciones a cargo de la flauta, el saxo soprano, el piano y la guitarra. Y es que el disco trata de eso, de grandes variaciones instrumentales sobre ritmos flamencos, descargas de pura pasión jonda sobre un franco dominio y deseo instrumental. También tiene aires íntimos la introducción de los tangos De verde trigo aunque con un perfil de flamenco-clásico contemporáneo, de fuerte acento modal por tanto. Le me see in your eyes es una canción brasileña, aunque firmada por los miembros de Zorongo, plena de contratiempos sobre el suave ritmo de una bulería lenta. También por bulerías, aunque en este caso frenéticas, Prometeo 3.0. Un compás estricto en las percusiones y palmas de marchamo jerezano, pues es a La Paquera, robadora del fuego de los dioses, el ritmo absoluto, a quien se homenajea, y en la ronda de instrumentos se incluye también el cajón. Las variaciones instrumentales de esta pieza parten del popular Zorongo gitano en el saxo tenor y la flauta, que deriva luego hacia la melodías tradicionales de Santiago y San Miguel. Una entrega puramente modal.

La inspiración sureña de estos hombres y mujeres del norte viene también a través de los versos de Federico García Lorca, del que se adaptan dos de sus casidas, incluidas en el Diván del Tamarit. Naturalmente, es el sueño del sur. La Casida de la rosa se abre con un recitado en árabe a cargo de Abdulsattar Abed, una traducción a cargo del propio Abed del lorquiano original: recordemos que la poesía clásica andalusí es la inspiración de este libro. La versión del poema la protagoniza la voz, de académica dicción, de María Echevarría, y el piano, en este caso a cargo de Ekhi Ocaña, autor de la música, tanto de ésta como de la Casida de los ramos, ya a ritmo de tangos. En este caso el poema fluctúa entre el coro mixto y la voz de Echevarría, y la guitarra hace su guiño a la granaína. Ambos temas tienen un precedente musical en la voz de Carlos Cano, en los años 70 y 90. Camarón también se inspiró en este libro para su Casida de las palomas de 1989. Djebel Moussa es un intento de acercamiento a la música de Al-Ándalus en el que, con buena lógica, el protagonismo corre a cargo de las percusiones y los vientos, que en ciertos momentos evocan la música de tradición sufí de Turquía, espiritualidad que desemboca en un toque por granaínas a cargo del piano de Edurne Aizpún.

La soleá se sustenta en una base rítmico-armónica a cargo de los teclados y el contrabajo de marcado acento cool-jazz y un sample de Tomás Pavón. Y, sobre la rueda de la soleá, a la que se une la guitarra, las variaciones: flauta, una modulación para el saxo tenor de José Luis Gómez, guitarra, de nuevo flauta... Las excursiones armónicas de estos instrumentos aportan luz y variedad a un estilo clásico del flamenco como es la soleá.

Una sorpresa muy agradable de este disco es el tema Txoria txori, El pájaro, un clásico contemporáneo de ese genio vasco llamado Mikel Laboa, sobre un poema de José Artze que, en libre traducción, dice algo así como: "Si lo hubiese enjaulado no habría podido escapar, pero ya no sería un pájaro, y yo amaba al pájaro".

En la recta final de este disco, que es un viaje, retorna Lorca, un fragmento de Así que pasen cinco años, preludiado por una descarga épica de aires celtas, y retorna la rondeña con la que iniciábamos el viaje. Porque todo final es un comienzo.

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