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Otra vuelta a Haydn

  • La Orquesta Barroca de Sevilla y Christophe Coin presentan su registro de las sinfonías de Haydn con cello 'obligado'.

Haydn: Sinfonías 13, 31 y 36. Orquesta Barroca de Sevilla. Christophe Coin, violonchelo y director OBS Prometeo (Diverdi)

Reciente aún su Premio Nacional de Música, la Orquesta Barroca de Sevilla acaba de poner en circulación dos nuevas referencias discográficas. La segunda de ellas (por orden estricto de salida al mercado), inscrita dentro del proyecto Atalaya y dedicada a quien en el siglo XVIII fuera maestro de capilla de la Catedral de Sevilla durante casi cuarenta años, el barcelonés Pedro Rabassa, será presentada próximamente y entonces habrá tiempo de dedicarle unas líneas. Pero para la expansión internacional del nombre de la orquesta acaso tenga más importancia la primera, un trabajo excepcional con el que la OBS vuelve al compositor con el que hizo sus primeras armas discográficas, Joseph Haydn (qué lejanas quedan ya aquellas Siete palabras publicadas por el sello Lindoro).

La comparación entre ambos registros es oportuna porque sirve para apreciar el camino recorrido por el conjunto en poco más de una década, ese que justifica de sobra su prestigio actual y sus galardones. Primero, en los aspectos puramente materiales, como el diseño del producto final o la toma de sonido, que han pasado de lo primario a lo excelente. Segundo, y más importante, en la propia entraña musical: si aquella grabación servía para presentar a un conjunto entusiasta, brioso y competente, que mostraba una potencialidad de crecimiento indudable, esta ofrece ya el perfil de un grupo maduro, asentado, con un fraseo que se ha hecho de una exquisitez soberbia, un empaste irreprochable y una calidad individual por atriles que no tiene nada que envidiar a ningún conjunto europeo de sus mismas características.

El trabajo con Christophe Coin, uno de los grandes especialistas actuales en Haydn, ha hecho que la OBS encuentre un perfecto punto de equilibrio entre la redondez sonora y el dramatismo musical, entre la conjunción de las partes y la excitación de los contrastes. En materia de articulación, fraseo y ataques no se encuentra aquí la incisiva extremosidad de algunos de los grupos alemanes más activos y reconocidos en este repertorio (Barrocos de Friburgo, Akademie de Berlín), sino una visión mucho más moderada, que integra la tradición apolínea de las orquestas clásicas con los claroscuros y la teatralidad que aportaron desde los 80 los conjuntos historicistas, sin perder de vista ni la naturaleza superficialmente apacible de estas músicas ni su variada y honda trama de recursos antiguos y modernos manejados por el compositor.

El repertorio incluido en el CD es otra de las importantes bazas que juega la OBS, pues estas sinfonías de Haydn, que incluyen partes obligadas para violonchelo, las número 13, 31 y 36 de su catálogo, escritas casi con total seguridad entre 1762 y 1765, no son demasiado comunes en el repertorio de los conjuntos especializados. Son obras en las que los principios concertantes están muy presentes, lo que permite no solo el lucimiento de un Christophe Coin de esplendoroso sonido, cálido y profundo, sino también el del concertino, Pablo Valetti esta vez, el de la flauta, Guillermo Peñalver, o el de los trompistas, nada menos que cuatro para la muy peculiar Sinfonía nº13.

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