"No se preocupe señora. Su hijo y sus nietos cenarán esta noche. La compra sale para su casa inmediatamente".

Hay que denunciar con nombres y apellidos a quienes siguen con sus plantaciones de marihuana.

En el siglo XXI debe ser el viento de quienes tienen las riendas el que tumbe el muro del racismo.

Parada frente a un semáforo se sintió, describe, como sonámbula. La ciudad empezaba a sentarle mal.

No sale a la calle por miedo al coronavirus. Se ha prohibido enfermar. Hace mucha falta en su casa.

Hoy Julia ha abierto la persiana, pero el Gobierno le ha dado un último disparo mortal al prohibir las rebajas.

¿Por qué el Gobierno de España se empeña en no querer contar los fallecidos por Covid-19?.

Alguna opinión docta me reconoce que se está sobrepasando lo dispuesto en el estado de alarma.

Mañana echarán a andar bajo el sol del último abril, intentando oler una primavera que la vida les ha robado.

La izquierda es más extrema de lo imaginable a pesar de haberse disfrazado de una imagen maternal.