Ayer se cumplió un año desde que se declaró el Estado de alarma en nuestro país y nuestras vidas cambiaban por completo. Nos dijeron que nos quedáramos en casa y así lo hicimos. Estuvimos confinados en nuestros hogares casi 100 días y solo podíamos ir a comprar al supermercado o a realizar alguna actividad esencial. Los que teníamos un perro como mascota éramos los afortunados porque podíamos salir a despejarnos para dar un paseo con ellos. 

Durante estos meses nos volvimos locos. Había personas que te pedían prestada tu mascota para salir a la calle, otros decidieron adoptarlos para tener una buena excusa al salir a la calle, la policía ponía multas por permanecer a más de los metros permitidos de tu hogar con tu perro (unos 200 metros aprox), etc. Así lo relataba Anna Mulà, una abogada especialista en derecho animal y portavoz del Instituto de Políticas Públicas de Protección Animal (IPPPA)  «Las personas adquirían los animales de forma fraudulenta para poder salir a la vía pública». En concreto, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) calculó que se habían demandado unos 5.000 perros, un repunte de un 50%. Pero, ¿qué pasó en el momento que pudimos salir a la calle? ¿creció el abandono en animales o se disminuyó?

perros abandonados

Tras el confinamiento, el abandono aumentó

En julio de 2020, un estudio confirmó que el abandono de mascotas aumentó un 25% en el momento que empezó la primera desescalada. Además, España es el país de la UE con mayor porcentaje de abandono y maltrato animal. Según datos de la Fundación Affinity, cada año 138.000 animales de compañía son expulsados de sus hogares. La prohibición del comercio de animales y la concienciación de los dueños de mascotas, así como una rica educación en valores, podrían ser la clave para acabar con esta lacra.

Tanto los perros como los gatos son los animales más afectados por el maltrato y abandono animal, pero también cabe destacar que cada año aumenta el número de abandono de especies exóticas, como roedores, pájaros, tortugas e incluso peces, que son dejados a su suerte en los jardines y estanques de las ciudades. Supone crear en algunos casos poblaciones que dañan los ecosistemas y desplazan a las especies autóctonas, dando origen a un problema que amenaza seriamente nuestra biodiversidad.

¿Qué impulsa a una persona a infligir un maltrato o abandonar a su mascota? Javier Torres, decano del Colegio Oficial de Psicologia de les Illes Balears,  cuenta que «cuando la persona actúa en contra de la vida del animal, podemos estar ante un trastorno de conducta que la mayoría de las veces viene acompañado de una personalidad antisocial. Hay quien disfruta infligiendo dolor. Y eso está relacionado con la psicopatía y la agresividad. Habla mucho de su percepción del control, de sentirse superior, pero lo que en realidad esconde es un sentimiento de inferioridad impresionante», subraya.

¿Cómo podemos prevenir estas conductas? La prevención debe iniciarse desde la infancia, inculcando el respeto hacia los animales, no tratándolos como objetos. 

Aun con estos datos, numerosas protectoras de animales en toda España han cerrado su año con datos muy positivos, como este parque Zoosanitario de Andalucía, que ha conseguido este 2020 sacrificio cero con sus animales.