El segmento de los SUV compactos cada vez tiene más peso comercial y el futuro parece halagüeño para las marcas que en el concurren, lo que incluso está llevando a que algunas a hacer crecer sus modelos más pequeños o lanzar otros nuevos para competir incluso con varios modelos en él. El de Volkswagen, con el T-Roc por la parte inferior y el Tiguan por la superior -entre ambos hay 25 cm de longitud de carrocería- es un buen ejemplo.

En ese segmento, y desde su lanzamiento en 2016, el Seat Ateca ocupa el segundo lugar de ventas y el objetivo ahora es dar un paso más y desbancar al Nissan Qashqai, el rocoso líder de la clase desde su misma aparición.

Para ello, los argumentos que esgrime el Seat Ateca -aquí tienes más información-, más allá de un restylig que le permite ganar presencia con rasgos tomados de la tercera generación del Seat León, son una amplia gama de motores que abarca desde 115 a 190 CV -los Diesel, hoy siempre de 150 CV, pero habrá un 20 TDI de 115 CV sustituyendo al 1.6 TDi anterior-, la inclusión de versiones de tracción delantera o total. También una alta conectividad que pone de manifiesto el propósito de estar al día en tecnología o la inclusión de nuevos niveles de equipamiento, en este caso capaces de aportar un aire más off-road, como es el caso del Xperience que ocupa el lugar del Xcellence. Sin olvidar que el precio de arranque de la gama, incluidas las ventajas ligadas a las ofertas comerciales y financiación, es de 18.700 euros.

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A diferencia de lo que ocurre en el Seat Tarraco, que tiene previsto un sistema de propulsión híbrido enchufable para el año que viene, el Seat Ateca no contará con un híbrido de ningún tipo -ni siquiera con 48 voltios- en tanto que su plataforma no admite ese tipo de electrificación. Habrá que esperar, por tanto, a la próxima generación de este SUV, la segunda, para alcanzar ese u otro grado distinto de integración eléctrica en sus motores de combustión.

El nuevo nivel de equipamiento del Seat Ateca es el Xperience. Sustituye al Xcellence.

A los mandos del nuevo Xperience

Hemos podido ponernos a los mandos de un Seat Ateca Xperience con el motor 2.0 TDI de 150 CV, cambio DSG y tracción delantera, un cóctel que hasta hoy no se encontraba en este SUV, dado que la tracción era obligatoriamente la 4Drive: se pierden las cuatro ruedas motrices pero los compradores ahorran unos 2.000 euros.

Con llantas de 19” la presencia es imponente. A esas ruedas se suman elementos distintivos respecto a otras versiones como son la mayor presencia de plásticos negros en los paragolpes, además de en la parrilla o en los pasos de rueda, y los estribos laterales de aluminio.

Hay más presencia de elementos en negro en el contorno de la carrocería del Xperience que en otros niveles del Seat Ateca.

De puertas a dentro encontramos el volante del León, nuevas inserciones en las puertas de aspecto de aluminio cepillado y una tapicería nueva. También la pantalla de 9,2” que admite la utilización de Apple CarPlay sin cable -también hay una bandeja inalámbrica-  y que, en esta versión, es de serie. Cuenta con navegador, además de reconocimiento de voz y, si bien no amplia como sí ocurría antes la función a seleccionar cuando aproximamos el dedo, es rápida.

La pantalla táctil de mayor tamaño contribuye a darle un aire más moderno al salpicadero en tanto que prescinde de cualquier mando analógico.

Al volante, que ahora es calefactable, nos gusta la instrumentación con la pantalla de 10,25” por su capacidad de configuración, incluso con la navegación de fondo de los datos esenciales, pero también por lo fácilmente que se lee.

Esta instrumentación digital -originalmente no estaba en el Ateca- se lee bien y admite hasta cuatro configuraciones diferentes.

No se ha producido en el Ateca la sustitución de los mandos de la climatización por los táctiles del León, y ahora incorporados al Tarraco, pero en realidad estos giratorios que se mantienen en el SUV compacto, si bien no dan una imagen tan tecnológica, funcionan bien.

Se mantiene invariado el módulo original para la climatización con el que se estrenase este SUV.

Del motor hay que decir que, incluso pretendiendo ir rápido, es difícil dejarle en evidencia y que, además, se adorna con unos consumos muy contenidos. No llegar a 7 l/100 km conduciendo a ritmo vivo dicen tanto de él como que funciona con suavidad.

No ocurre otro tanto con el chasis que, en la pretensión de hacer que las acciones del conductor se conviertan en reacciones rápidas del Seat Ateca, se siente más inconfortable que otros SUV parecidos en cuanto que el piso es irregular, quizá también por lo que incluyen las llantas tan grandes. Ahora, si está en buen estado, este coche permite ir al ritmo de un turismo compacto sin que parezca que vamos en un SUV por la precisión que alcanza.

Las versiones de tracción total añaden dos modos más para adaptarse mejor a la conducción off-road.

Con tracción delantera y a través del mando giratorio situado por detrás del cambio, contamos con cuatro modos de funcionamiento de distintos elementos del chasis, ayudas a la conducción, motor-transmisión y climatización: Eco, Normal, Sport e Individual. La amortiguación DCC es capaz de tomar una flexibilidad variable por si misma, aunque el conductor siempre tiene la posibilidad de su ajuste en tres niveles: Comfort, Normal y Sport.