No siempre puede ser imprescindible montar neumáticos de invierno, ruedas que por sus características no sólo son eficaces cuando hace acto de aparición la nieve, sino que son también más convenientes cuando las temperaturas ambientales se aproximan a cero y el firme se enfría. Sin embargo, en estas épocas del año sí se hace necesario, al menos, que los neumáticos estén en las mejores condiciones posibles para garantizar al máximo la eficacia de los sistemas de seguridad del coche, incluyendo algunos tan básicos como la actuación de los frenos o la adecuada traslación de los movimientos del volante hasta el suelo.
Por eso conviene tener en cuenta algunos consejos para mejorar su seguridad, consejos que pueden ser perfectamente tenidos en cuenta durante todo el año pero que, particularmente, se vuelven relevantes cuando llegan las exigencias climatológicas ligadas al otoño, invierno y primavera como las lluvias.
Por eso es siempre fundamental comprobar la profundidad de la banda de rodadura y sustituir aquellos neumáticos que aparecen desgastados con el momento adecuado. La mayor profundidad de la banda de supone, indefectiblemente, más agarre en asfalto mojado, por lo que se hace imprescindible verificar esa altura ya sea con un profundímetro o usando el indicador de desgaste que los neumáticos incorporan. También puede usarse, por ejemplo, una moneda para averiguar cuánto de profundo ese ese surco que permite canalizar el agua.
También es necesario revisar que no hay desperfectos en la rueda. Cortes, abultamientos o desgarros, incluso objetos encajados en la banda de rodadura que puedan producir a la larga daños. Los abultamientos son indicativo de un fallo estructural, mientras que los cortes pueden ser un indicio de un desinflado repentino o un reventón.
La presión de las ruedas debería ser revisada, al menos, una vez al mes, pues es normal que con el paso del tiempo puedan perder algo de aire. Con baja presión no sólo se produce un mayor gasto de combustible, sino que se corre el riesgo de que perjudiquen la seguridad y su desgaste es más rápido.
Por último, no todos los neumáticos sirven para todos los coches. Elegirlos, por tanto, no debe responder a caprichos pues cada vehículo tiene una homologación que no tiene porque ser idéntica al resto. Incluso la forma de conducir puede hacer recomendable optar por unos u otros. En todo caso, y al margen de los especialistas en neumáticos, el conductor tiene una ayuda en la etiqueta europea -obligatoria desde 2012-, que puede servirle de ayuda para definir qué tipo de prestaciones cumple de mejor manera esa rueda específica.
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