Crónica del España-Rusia · Octavos de final del Mundial

Un engendro de la A a la Z (1-1)

  • España dice adiós al Mundial de forma precipitada al pagar ante Rusia todas las cosas que hizo horrible.

Fracaso estrepitoso de España en el Mundial de Rusia. Una selección que comparecía como la que mejor fútbol hacia junto a Brasil en el universo fútbol se va en los octavos de final del certamen por la sencilla razón de que vivió en una esquizofrenia absoluta desde antes de comenzar a echar a rodar el balón incluso. España fue un engendro desde el mismo momento en el que Julen Lopetegui toma la decisión de marcharse al Real Madrid. Ahí comenzó a caerse un castillo de naipes que se derrumbó definitivamente cuando Iago Aspas estrelló su lanzamiento desde los 11 metros en los pies de Akinfeev. Rusia, el anfitrión, era el clasificado para los cuartos de final y la desazón era absoluta para todos los aficionados que creyeron en el potencial de este grupo de futbolistas.

Resulta complicado, por tanto, analizar lo acaecido con esta selección española que tanto había ilusionado a sus seguidores por el juego que venía desarrollando durante los dos últimos años, pero el primer punto a dejar muy claro es que nadie, absolutamente nadie, debe agarrarse a la suerte para justificar semejante decepción. España no se clasificó por la sencilla razón de que no tuvo un plan para conseguirlo y, sobre todo, porque vivió siempre con el vértigo del temor al fracaso.

A pesar del esfuerzo de Isco por intentar arreglar las cosas, a la selección le faltó valentía, el punto de osadía necesario para marcar las distancias contra un adversario que se sentía inferior desde antes de comenzar el juego y que no tuvo el menor rubor en aceptarlo. Los rusos, lejos de ejercer el rol de equipo que juega en casa, sencillamente le regalaron el balón a España para enroscarse todos en torno a Akinfeev. Está claro que el objetivo que perseguían era llegar a la tanda de lanzamientos desde el punto de penalti y el tiempo se encargó de darles toda la razón.

Ni siquiera el hecho de que todo se pusiera de cara para España cuando el litigio no había hecho sino comenzar sirvió para alterar el devenir de los acontecimientos. Un rebote en una pelota peleada por Sergio Ramos en una falta lateral puso por delante a la selección teóricamente favorita poco después de sobrepasar el minuto 10 de juego. La situación, sobre el papel, se ponía idílica para el conjunto de Fernando Hierro, entre otras cosas porque pronto se vio que Rusia no tenía más alternativas que dejarse dominar y buscar al gigante Dzyuba para que peleara los balones aéreos. Una estrategia muy pobre, cierto, pero que el tiempo se encargó de darle toda la validez.

Claro que para que ello fuera así habría que desmenuzar a fondo todo lo que puso España de su parte para que así fuera. Para empezar, Hierro sí había tratado de menear el árbol, aunque fuera mínimamente, con la presencia en la alineación inicial de Nacho, Marco Asensio y Koke. Los damnificados eran Carvajal, Iniesta y Thiago. Y cuando se realiza el balance tras 120 minutos hay que convenir que tampoco el seleccionador estuvo muy acertado con esas permutas, pues el rendimiento fue exactamente igual de pobre. El fútbol de España apenas se alteraba y se limitaba a tocar y tocar, preferiblemente en horizontal y sin darle a esa circulación ni la más mínima profundidad, lo que facilita siempre el trabajo de los defensas rivales para taponar cualquier posible hemorragia.

Costa dispara ante el portero ruso. Costa dispara ante el portero ruso.

Costa dispara ante el portero ruso. / EFE

España, incluso con ese 1-0 tempranero, fue un más de lo mismo. Tocar, tocar y tocar sin ninguna intención de rebasar líneas, sin buscar jamás a Diego Costa o al que se acercara por allí, que tampoco fueron muchos, también es verdad. Rusia tampoco dio un paso adelante en desventaja, todo era buscar a Dzyuba hasta que tuvo la suerte de hallarlo en un error flagrante de Piqué al tocar la pelota con la mano de manera innecesaria. Penalti para los locales y 1-1 antes de irse al descanso.

La segunda mitad, pues, exigía algo más de valentía para tratar de volver a ponerse por delante, pero no. La selección fue un más de lo mismo, incluso cuando fueron apareciendo en escena Iniesta, Carvajal y Iago Aspas para que todo fuera un más de lo mismo. Aparte de una doble parada de Akinfeev a Iniesta y Iago Aspas, sólo merece ser resaltado un penalti sobre Piqué y Sergio Ramos que provocó que el VAR se convirtiera en el más casero del mundo.

Ramos, en un cruce. Ramos, en un cruce.

Ramos, en un cruce. / EFE

Se llegó entonces a la prórroga y ahí sí compareció Rodrigo, por fin, para que todo fuera algo diferente, pero al final siguió el 1-1 en el marcador para alegría de unos rusos que sí tenían ese objetivo nítido. Y ni siquiera eso tenían preparado los españoles. Los penaltis locales fueron para dentro todos; Koke y Iago Aspas erraron por España.

Para casa y en octavos de final. Está claro que cuando algo se concibe mal desde el principio, el engendro parece seguro. Una generación de grandes futbolistas se despide sin la posibilidad de repetir un éxito grande, pero el fútbol no entiende de pasado y sí de presente. España, esta vez en el global del concepto balompédico, lo hizo casi todo mal y el balón la castigó sin piedad.

Ficha técnica:

1 - España: De Gea; Nacho (Carvajal, m.70), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke; Isco, Silva (Iniesta, m.66), Marco Asensio (Rodrigo, m.104); y Diego Costa (Iago Aspas, m.80). Seleccionador: Fernando Hierro.

1 - Rusia: Akinféev; Mario Fernandes, Kutépov, Kudriashov, Ignashévich, Zhirkov (Granat, m.46); Zobnin, Kuziáev (Erokhin, m.97); Samédov (Chéryshev, m.61), Golovín y Dzyuba (Smolov, m.65). Seleccionador: Stanislav Cherchésov.

Goles: 1-0, m.11: Ignashévich en propia puerta. 1-1, m.41: Dzyuba.

Tanda de penaltis: 1-0: Iniesta. 1-1: Smolov. 2-1: Piqué. 2-2: Ignashévich. 2-2: Koke falla. 2-3: Golovin. 3-3: Ramos. 3-4: Chéryshev. 3-4: Aspas falla.

Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Piqué (40) por España; y a Kutépov (54), Zobnin (71) por Rusia.

Incidencias: encuentro de octavos de final del Mundial 2018, disputado en el estadio Luzhnikí lleno, con 78.011 espectadores, 3.000 de ellos españoles. El rey Felipe VI y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, encabezaron la relación de autoridades del palco de honor.

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