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Los Ángeles sigue a Washington

  • Desde el lujo de Hollywood a la pobreza de Skid Row, la ciudad se suma a la protestas

Un manifestante lanza reproches a los agentes policiales durante la jornada de protestas contra el racismo en Los Ángeles.

Un manifestante lanza reproches a los agentes policiales durante la jornada de protestas contra el racismo en Los Ángeles. / ETIENNE LAURENT / efe

Con marchas entre la pobreza inmensa de Skid Row o por las calles empapadas de sueños de Hollywood, Los Ángeles (EEUU) se volcó el sábado en una nueva jornada de protestas masivas que por todo el país -sobre todo, la gigantesca que hubo horas antes en la capital, Washington- reclamaron el fin del racismo y la brutalidad policial y que exigieron justicia por la muerte de George Floyd.

Miles de personas tomaron una vez más Los Ángeles, que en lugar de una gran convocatoria unitaria diseminó sus protestas en una veintena de lugares diferentes: Downtown, Hollywood, Highland Park, Torrance, Beverly Hills... Pero las manifestaciones en la ciudad californiana dejaron claras dos cosas: que los disturbios y la violencia alrededor de las protestas ya son cosa del pasado, y que por ahora les queda energía de sobra para seguir saliendo a la calle.

Hace justo una semana, Fairfax fue un escenario de caos. Graves disturbios al margen de la manifestación pacífica y una agresiva respuesta de la Policía eclipsaron las reivindicaciones de Black Lives Matters. Siete días después, Fairfax reunió a varios cientos de personas en una concentración totalmente pacífica sobre el césped de Pan Pacific Park.

"En cierto sentido, los latinos sufren de los mismos problemas que los afroamericanos", explicó José. "Son comunidades marginalizadas y es básicamente la misma lucha", consideró.

El ambiente relajado de Pan Pacific Park, un ejemplo entre tantos de cómo en los últimos días la tensión y los disturbios bajaron hasta desaparecer en Los Ángeles, también se percibía en Farmers Market, que el sábado anterior se vio afectado por los desórdenes. Decenas de personas tomaban ahora café, compraban fruta o buscaban dulces en las panaderías de este histórico mercado camino ya, con el permiso del coronavirus, de la normalidad.

En cambio, el contiguo y muy popular centro comercial The Grove todavía era un reflejo de la excepcionalidad de estos días: sus tiendas estaban cerradas, tablones de madera cubrían sus accesos, y la Guardia Nacional patrullaba los alrededores.

Aunque están surgiendo protestas prácticamente en cada esquina de la ciudad, uno de los núcleos de las manifestaciones es el Ayuntamiento de Los Ángeles. El parque Grand, justo delante del Consistorio, ha visto de todo: a la Guardia Nacional blindando la entrada, a helicópteros lanzando advertencias, a cientos de manifestantes detenidos por violar el toque de queda... y también ha presenciado una cierta metamorfosis en estas movilizaciones, que ya no parecen algo puntual, sino que dejan entrever una voluntad de mantenerse durante un tiempo.

Hay pocos lugares en Los Ángeles donde importen menos las vidas negras que Skid Row. En este tristemente famoso barrio situado junto al centro viven 4.700 personas sin techo. Más de la mitad, que sobreviven en tiendas de campaña, en condiciones de higiene deplorables, y abandonadas en una pobreza absoluta, son afroamericanas. Al anochecer, unos 200 manifestantes salieron del Ayuntamiento y recorrieron las calles de Skid Row, la mayoría andando y algunos en coche. Varios manifestantes dieron comida y bebida a las personas sin techo con las que se cruzaron. Sentadas al borde de sus tiendas o recostadas en sacos de dormir, algunas de esas personas miraban a la manifestación sin entender muy bien lo que sucedía. Otras recibieron a la protesta de pie, con la mirada al frente y el puño levantado.

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