El ex primer ministro británico Tony Blair volvió ayer a la política interna, por primera vez desde que dejó el número 10 de Downing Street en junio del 2007, para apoyar a su sucesor en la campaña para las elecciones generales, previstas para el 6 de mayo.

Blair, que logró para los laboristas tres victorias consecutivas en las urnas, pronunció un discurso en la circunscripción de Sedgefield, en el norte de Inglaterra, a la que representó como diputado en los Comunes durante cerca de un cuarto de siglo.

El ex líder laborista, cuyo único cargo oficial es actualmente el de representante del Cuarteto para Oriente Próximo, elogió el liderazgo de Gordon Brown durante la crisis económica y se mostró optimista sobre sus posibilidades electorales.

Al mismo tiempo criticó al candidato conservador a Downing Street, David Cameron, y su eslogan Es la hora del cambio, que calificó como "el más vacuo que puede haber en política".

Blair dijo que si bien Gran Bretaña no ha salido aún totalmente de la crisis, está camino de hacerlo gracias a las medidas adoptadas por su sucesor.

"En el momento de peligro, Gran Bretaña actuó. La decisión de actuar requería experiencia, buen juicio y valor. Exigía liderazgo. Y Gordon Brown lo proporcionó", agregó.

La participación de Tony Blair en la campaña es un arma de doble filo ya que si bien nadie niega su carisma, su prestigio se ha visto muy empañado por la polémica en torno a la guerra de Iraq y las continuas revelaciones periodísticas sobre su aparente ansia de dinero.

Blair y Brown no tuvieron una relación fácil en los últimos tiempos debido sobre todo a las maniobras del segundo por suceder a aquél antes de que acabara su tercer mandato en el Gobierno.

Desde que dejó el número 10 de Downing Street, además de desempeñar su función de enviado para Oriente Próximo, Blair se ha dedicado al lucrativo circuito de conferencias, así como a asesorar a bancos y empresas, algunas de ellas con intereses petroleros en Iraq.