la carrera hacia la casa blanca

EEUU vota de costa a costa para despejar la gran incógnita

  • Tras meses de campaña, la más cara de la historia, hoy se decide quién dirigirá el país en los próximos cuatro años.

Tras meses de campaña, 2.600 millones de dólares de gasto, cientos de mítines, seis horas de debates televisivos y numerosos anuncios de televisión, los 315 millones de estadounidenses conocerán esta noche (madrugada española) si Barack Obama o Mitt Romney es el presidente del país los próximos cuatro años.

"Las elecciones acabarán pronto", consuela una madre a una niña que llora amargamente, cansada dice de Bronco Obama y Romney. El vídeo de 22 segundos que muestra sus lágrimas se convirtió en un éxito en la web y hasta en los medios, reflejo quizás de que son muchos los ciudadanos a los que la batalla electoral se les ha hecho interminable.

En una esquina del ring, Obama, el presidente demócrata, el hombre que hechizó al mundo en 2008 pero que ahora llega al día D con una escasísima ventaja, según las encuestas. Al otro lado, Romney, el líder republicano, el millonario mormón que quiere trasladar su éxito personal empresarial al país y acabar con el cuento de hadas del primer presidente negro.

Y como espectadores, todo el mundo: desde la renqueante Europa a la expectante Latinoamérica, pasando por el siempre conflictivo Oriente Próximo, el amenazante Irán o Siria, inmersa en una guerra interna. "No es sólo una elección entre dos candidatos o dos partidos, es una elección entre dos visiones fundamentalmente diferentes de América", afirmó Obama, al que la catástrofe provocada por el huracán Sandy impulsó al dejarse ver como comandante en jefe del país.

Romney se presenta como alternativa de cambio y recuerda las promesas incumplidas de su rival. "América está a punto de volver rugiendo", clamó en uno de sus últimos discursos, henchido de moral sobre todo tras el primer debate televisivo, en el que se mostró como un presidente posible.

El lunes, ambos lanzaban el último intento desesperado por convencer al escaso número de votantes indecisos de que sus políticas, sus plataformas y su enfoque para dirigir el país son las mejores.

Romney comenzó temprano con un acto de campaña en Orlando, Florida (sureste), apenas diez horas después de su último mitin del domingo en Virginia (este). "Necesitamos cada voto en Florida. Les pedimos que nos acompañen hasta la victoria la noche del martes", dijo Romney ante sus seguidores, quienes coreaban "¡Un día más! ¡Un día más!", una respuesta al "¡Cuatro años más!" de los simpatizantes de Obama.

"Te necesito, Ohio", dijo el domingo Obama a una multitud de unos 20.000 simpatizantes en Cincinnati. "Y si están dispuestos a trabajar conmigo, y golpear algunas puertas conmigo, si están dispuestos a votar anticipadamente por mí, hagan algunas llamadas telefónicas por mí, entren en acción, ganaremos Ohio. Ganaremos esta elección", dijo.

Las filosofías de ambos no pueden ser más dispares, sobre todo en economía, sanidad y en cuanto a la presencia del Estado en la vida diaria. En general, las minorías raciales apoyan al demócrata, mientras que los blancos confían más en Romney.

Las grandes cadenas de televisión ultimaban sus programas especiales para hoy. Los presentadores estrella están listos y también lo último en gráficos para explicar a los televidentes los resultados del complejo sistema electoral estadounidense, en el que no existe el principio de "una persona, un voto".

Los candidatos deben ganar Estado por Estado para lograr los votos electorales, cuyo número difiere según el tamaño y la población, desde los 55 de California a los tres de Alaska. Para llegar a la Casa Blanca se requieren al menos 270. Obama ganó en 2008 con 365 de los 538. Ahora, la carrera es mucho más ajustada y, en vista de los sondeos, algunos incluso se preparan para lo impensable: un empate que prolongue la incógnita más allá de la madrugada de mañana. Cuando Alaska cierre sus colegios electorales a la 01:00 de mañana (07:00, hora española) ya se conocerán seguramente los resultados de Ohio, un Estado que concede 18 votos y que tradicionalmente es clave. Es, junto a otros como Florida, uno de la decena de estados bisagra que han acaparado la atención de los candidatos.

Pero junto a la Presidencia, los electores también deciden sobre la renovación de un tercio de los 100 escaños del Senado y los 435 de la Cámara de Representantes, actualmente de mayoría demócrata y republicana, respectivamente.

El equilibrio entre las cámaras y la Presidencia será básico para los próximos cuatro años, ya que la falta de acuerdo y el obstruccionismo han sido la tónica desde que en 2010 los republicanos recuperaron el control de la Cámara de Representantes. Si continúa la tensión y no hay acuerdo sobre el techo de deuda, se avecina un inminente "abismo fiscal", que supondrá drásticos recortes y aumento de impuestos automático.

Será el 17 de diciembre cuando los compromisarios de cada estado emitan sus votos a favor de Obama o Romney. El 26 se informará del resultado al presidente y al Senado. El 6 de enero, el Congreso celebrará una sesión conjunta para volver a contar los votos. Quien obtenga 270 o más será investido presidente. Pero todo ello, en realidad, se decide hoy, como es tradición en EEUU, en el primer martes después del primer lunes no festivo de noviembre cada cuatro años. Siempre que no se repita la cerrada disputa de Florida en 2000.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios