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El Ejército ruso 'secuestra' a los reclutas

  • Los jóvenes intentan evitar el servicio militar en unas Fuerzas Armadas que tienen una reputación deplorable · Los reclutamientos tienen lugar tanto en los domicilios como en plena calle

Cuando el timbre del pequeño apartamento de los Zuiev sonó una noche de diciembre, Andrei, un joven ruso de 19 años, estaba lejos de imaginar que venían a buscarle para incorporarle obligatoriamente al Ejército.

"Eran las 10 de la noche. Un hombre vestido de civil apareció en la puerta y declaró que venía a buscar a Andrei para llevarle a la oficina del servicio nacional", cuenta a DPA Valentina Zuieva, la madre de Andrei, todavía sorprendida días después.

Valentina, un mujer discreta, le insistió al representante del Ejército que su hijo, enfermo, debía estar exento, pero no consiguió nada. El militar reclamaba un soborno. Y ante la negativa de los Zuiev, llamó a los refuerzos: un soldado de uniforme y dos policías "medio borrachos" y armados, según Valentina.

Estos últimos tiraron a Nikolai, el padre, que perdió el conocimiento. Después atraparon a Valentina y Konstantin, el hermano pequeño de Andrei, de 14 años. Le agarraron por el cuello y trataron de estrangularlo, cuenta Valentina.

Andrei capituló entonces y aceptó seguirles hasta la oficina del servicio nacional; allí, los militares buscaron su expediente y vieron que efectivamente no figura entre los llamados a filas y que, por lo tanto, le habían llevado de forma abusiva.

"Este no es un caso aislado", declara María Fedulova, del Comité de Madres de Soldados, una ONG que defiende los derechos de los reclutas.

"Los hombres de la oficina del servicio nacional hacen regularmente estas irrupciones y no miran los documentos que las familias les muestran para probar que los muchachos no son aptos para la incorporación", cuanta esta madre rusa.

Las redadas no sólo tienen lugar en los apartamentos: no es raro ver a los militares detener en plena calle a jóvenes que se encuentran en edad de hacer el servicio militar para llevarlos a los centros de incorporación.

A finales de septiembre, un día antes del reclutamiento de otoño, varias ONG denunciaron estas sistemáticas violaciones de los derechos de los llamados a filas, argumentando que temían detenciones sumarias.

En un informe que se basa en el reclutamiento de la primavera de 2006, el Comité de Madres de Soldados señaló la desinformación de los llamados a filas y de sus padres, las presiones ejercidas sobre ellos y la falta de respeto del procedimiento de convocatoria.

"Aunque sufran enfermedades graves, o tengan una familia a su cargo, la oficina del servicio nacional se lava las manos", lamenta Fedulova. "Un día, los militares golpearon a una mujer que explicaba que su hijo estaba exento y le rompieron el brazo", cuenta.

Cada vez más jóvenes rusos tratan de evitar a cualquier precio las dos convocatorias anuales (primavera y otoño) a filas. El Ejército ruso, que cuenta con algo más de un millón de militares, tiene en efecto una reputación deplorable, aún peor tras los recientes casos de novatadas violentas.

Entre ellas, la de Andrei Sytchev, un recluta de 19 años al que debieron amputarle las piernas y los genitales tras haber sido golpeado a finales de 2005 por otros militares en su cuartel de Ural.

Según un balance difundido el 15 de diciembre por el Ministerio de Defensa, 22 soldados murieron a causa de las novatadas y 193 se suicidaron desde el comienzo de 2006.

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