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Eslovaquia asume la Presidencia de la UE sin ocultar sus diferencias con Bruselas

Eslovaquia asumió ayer la Presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE) decidida a comunicar mejor el proyecto comunitario a los ciudadanos y con la idea de que deben ser los Estados, y no tanto las instituciones europeas, quienes lideren las políticas comunes en una Europa posterior al Brexit. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, ha venido asegurando que la política migratoria de la UE no funcionaba y que era necesario hablar con franqueza cuando no se estaba de acuerdo con decisiones impulsadas por la Comisión Europea (CE).

Pese a que tanto Fico como el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, trataron de mostrarse constructivos ayer en una comparecencia conjunta en Bratislava, también quedaron patentes las diferencias, especialmente sobre migración y el papel de las instituciones europeas.

"Los refugiados y la crisis migratoria son cuestiones más difíciles en este país. Estamos tratando de reducir nuestras diferencias", declaró Juncker, que pidió "no exagerar" esas desavenencias.

Eslovaquia impugnó ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo las cuotas obligatorias de distribución de solicitantes de asilo acordadas en septiembre de 2015. Fico prometió que Eslovaquia será "un mediador honesto" entre las diversas sensibilidades que hay entre los socios comunitarios. Las diferencias volvieron a reaparecer entre Fico y Juncker sobre el periodo de reflexión que quiere lanzar la UE sobre cómo manejar el divorcio con Londres la dirección que debe tomar el bloque.

Eslovaquia, al igual que sus otros tres socios en el denominado Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia y República Checa) aboga por primar a los Estados en la construcción europea y recela de las atribuciones que ganó la Comisión con el Tratado de Lisboa.

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