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El FBI descarta que haya riesgo para otros congresistas tras el ataque de Arizona

  • La legisladora Giffords continúa en estado crítico tras el tiroteo del sábado en Tucson · El sheriff del condado culpa a la violencia verbal que ha invadido el discurso político, que considera el posible "germen" del suceso

El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, afirmó ayer que, tras el ataque del sábado contra la congresista Gabrielle Giffords, no tiene constancia de que existan amenazas contra otros legisladores.

Mueller se desplazó a Arizona para seguir de cerca las investigaciones del ataque perpetrado la víspera por Jared Lee Loughner, de 22 años, en el que murieron seis personas.

El joven compareció ayer ante un juez federal en una audiencia en la que se le formularon los cargos.

El director del FBI señaló que, según las investigaciones, el objetivo del ataque era la congresista demócrata por Arizona. De momento, dijo, "no hay información que sugiera que sigue habiendo un riesgo específico de ataque" contra otros legisladores, y anunció que se habían puesto todas las medidas en marcha "para asegurar la seguridad de los funcionarios electos".

En la conferencia de prensa también participó el sheriff del condado de Pima, Clarence Dupnik, quien tuvo palabras críticas hacia la iniciativa de los legisladores estatales de aprobar una nueva ley sobre la tenencia de armas. La legislatura de Arizona, dijo, "está proponiendo que los estudiantes y los legisladores puedan llevar armas. Las universidades deben ser dirigidas por los rectores, no por la legislatura de Arizona".

De nuevo se refirió a la violencia verbal que ha invadido el discurso político en los últimos meses y que, en su opinión, podría haber servido de germen para el ataque. "Cuando se calienta la retórica sobre el odio, sobre la desconfianza hacia el Gobierno, eso inflama la opinión pública las 24 horas al día, siete días a la semana. Esto impacta en la gente, especialmente en los más desequilibrados", señaló.

Mientras, el país seguía conmocionado por el tiroteo en Tucson que dejó en estado crítico a la congresista Giffords y provocó seis muertes. El último parte médico indicó que Giffords, de 40 años, "se puede comunicar" aunque sigue en estado crítico. "Es capaz de comunicarse con nosotros siguiendo órdenes simples", explicó Michael Lemole, jefe de neurocirugía del University Medical Center en Tucson, quien se dijo "cautelosamente optimista" sobre su recuperación.

Fuentes cercanas a la familia, citadas por el diario web Politico, señalaron que Giffords incluso reconoció a su esposo, el astronauta de la NASA Mark Kelly, tras despertar de la anestesia.

Una niña de nueve años -nacida el 11 de septiembre de 2001-, y el juez federal John M. Roll figuran entre los fallecidos. Al menos otras 12 personas resultaron heridas antes de que uno de los espectadores del acto político se abalanzara sobre el atacante.

Ayer, la Policía publicó una imagen tomada de una cámara de vigilancia que muestra a un posible cómplice descubierto en el lugar del tiroteo. En la foto se ve a un hombre blanco con cabello oscuro, pantalones tejanos y una chaqueta azul oscuro, de 40 a 50 años, quien aparentemente estuvo caminando dentro de una tienda con las manos en los bolsillos.

Giffords, demócrata de centro, es una de las principales defensoras de la reforma migratoria. Y aunque se mostró favorable a reforzar la seguridad en la frontera, tomó distancia de la controvertida ley de la gobernadora Jan Brewer, que criminalizaba a los indocumentados, a mediados de 2010.

Votó a favor de la reforma de salud de Obama -repudiada por el ala conservadora de los republicanos-, y había sido objeto de al menos dos "incidentes desafortunados" durante la última campaña para la reelección, en la que se impuso por un estrecho margen al candidato ultraconservador Jesse Kelly, recordó Dupnik.

La ex candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, puso el nombre de Giffords en lo que ella llamó una lista negra en internet debido en gran parte al apoyo de la congresista a la reforma sanitaria.

Según los detalles que empiezan a emerger, el juez asesinado había recibido varias amenazas por posturas liberales, según sus detractores, e incluso contaba con protección oficial en el momento del ataque. El magistrado decidió pasar sólo un momento por el mitin de Giffords, para saludarla, cuando fue tiroteado.

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