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Londres amenaza con no pagar la factura del 'Brexit' si no hay acuerdo

  • May pretende que no haya fronteras aéreas con Europa y que los turistas viajen sin visado

La primera ministra británica, Theresa May, interviene en un acto celebrado en Belfast el pasado viernes.

La primera ministra británica, Theresa May, interviene en un acto celebrado en Belfast el pasado viernes. / aidan crawley / efe

El Reino Unido podría negarse a pagar la factura de salida de la Unión Europea si no logra un acuerdo comercial con Bruselas tras su divorcio. En una entrevista que publicó ayer The Sunday Telegraph, el ministro británico para el Brexit, Dominic Raab, sugirió que Londres puede usar como una baza negociadora la factura del divorcio, fijada en 45.000 millones de euros.

Raab recordó que el Gobierno británico inició el proceso negociador con la UE con la activación en marzo de 2017 del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, cumpliendo así, dijo, con su "parte del trato". Este texto comunitario, agregó, impone "condiciones" a las dos partes, por lo que el pago de la factura del Brexit debe estar "condicionado" a que la UE responda positivamente y ofrezca al final de proceso un acuerdo de salida. "No puede ser que una parte cumpla con su parte del trato y la otra no, o vaya despacio, o no se comprometa", arguyó.

Raab tomó posesión del puesto de ministro del Brexit este mes, después de que su antecesor, David Davis, presentase su dimisión el 8 de julio por desavenencias con la nueva estrategia de salida diseñada por la primera ministra, Theresa May, recogida en el llamado Libro Blanco. Este plan, conocido también como acuerdo de Chequers porque fue en esa localidad inglesa donde lo pactó el Ejecutivo británico, provocó la dimisión tanto de Davis como del ministro de Exteriores Boris Johnson, quienes son partidarios de un Brexit más duro del estipulado en la citada propuesta.

El Libro Blanco recoge la posibilidad de negociar un acuerdo que elimine posibles fronteras para el transporte por avión y continuar siendo parte de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, por sus siglas en inglés) tras el Brexit. Reino Unido utiliza como bazas para llegar a este acuerdo la importancia de su industria de la aviación -la más grande de Europa- y el hecho de que el 80% de todo el tráfico del Atlántico Norte atraviesa su espacio aéreo; además, aporta como precedente un convenio similar alcanzado por Estados Unidos y Canadá.

En la misma línea, para evitar que los aviones que vuelen entre Reino Unido y el continente europeo tengan que someterse a dos evaluaciones para obtener sus certificados de aeronabegabilidad -una británica y otra europea- el Gobierno de Theresa May propone seguir formando parte de la EASA.

Reino Unido también quiere mantener sus fronteras abiertas para los turistas. En este punto el Libro Blanco destaca 50 millones de turistas británicos aportaron 24.000 millones de libras (26.854 millones de euros) a las arcas europeas en 2017. Además, según los datos del Gobierno británico, 20 millones de europeos visitaron la isla en 2017, y gastaron 7.800 millones de libras (8.728 millones de euros).

Apoyándose en estas cifras, el documento recomienda que tras el Brexit se exima a los turistas británicos y europeos de la necesidad de visado y propone que los residentes en Reino Unido puedan seguir siendo atendidos en los hospitales del viejo continente con la Tarjeta Sanitaria Europea.

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