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Militares destituidos dan un golpe de Estado en Mauritania

  • Continúa la confusión sobre el paradero del presidente y de su primer ministro, retenidos tras haber realizado una reforma en la cúpula militar, y sobre la suerte del Gobierno y del Parlamento

Los militares mauritanos tomaron hoy el poder y arrestaron al presidente del país, Sidi Mohamed Uld Cheij Abdallahi, y al primer ministro, Yahya Uld Ahmed El Waghef, después de que el Gobierno anunciara la destitución de la plana mayor del Ejército. Los militares golpistas anunciaron la creación de un Consejo de Estado presidido por el general Mohamed Uld Abdelaziz, hasta ahora jefe de la Guardia Presidencial.

Los acontecimientos se precipitaron tras la difusión de un comunicado de la Presidencia de la República, en el que se anunciaba el nombramiento del coronel Abderrahman Uld Bakr como nuevo jefe del Estado Mayor de Ejército y del coronel Mohamed Ahmed Uld Ismail como responsable de la Guardia Presidencial. Ambos puestos estaban ocupados, respectivamente, por los generales Mohamed El Ghazuani y Mohamed Uld Abdelaziz, cuya destitución fue rechazada por los mandos del Ejército, quienes declararon "nulo y sin efecto jurídico" el cambio realizado por Abdallahi.

Los militares retuvieron en la sede del Estado Mayor al presidente y al primer ministro, además de impedir a sus colaboradores más próximos llegar a sus oficinas y de situar a la esposa de Abdalahi bajo vigilancia militar en el palacio presidencial. Unidades militares ocuparon la sede de la radio y de la televisión estatal y se desplegaron ante las principales dependencias administrativas de Nuakchot. Asimismo, se anunció que el Consejo de Estado estaría presidido por el general Uld Abdelaziz e integrado también por El Ghazuani, Negry y Bekrine

El portavoz de la Presidencia de la República, Mamadú Ba, calificó el movimiento militar de "golpe de Estado contra la legitimidad constitucional", opinión que fue compartida por el vicepresidente de la Alianza Popular Progresista (APP), El Jalil Uld Teyib. El principal partido de la oposición, la Reagrupación de Fuerzas Democráticas (RFD), anunció, sin embargo, que lo ocurrido en el país era de esperar, dado que a su juicio el presidente de la República era el responsable del "bloqueo político que existía en el país".

Las tensiones políticas comenzaron hace cerca de tres meses, cuando un grupo de 39 diputados, la mayoría de ellos pertenecientes al Pacto Nacional por la Democracia y el Desarrollo (PNDD-ADIL), dirigido por el propio El Waghef, presentaron una moción de censura contra el Gobierno. Tras estas presiones, El Waghef dimitió pero fue posteriormente confirmado de nuevo en su puesto y encargado de formar otro Ejecutivo, en el cual incluyó exclusivamente a miembros de partidos de la mayoría presidencial y representados en el Parlamento.

El segundo episodio en esa confrontación fue protagonizado por una cincuentena de diputados a finales de julio, quienes solicitaron al Gobierno la celebración de una sesión extraordinaria del Parlamento, que finalmente fue rechazada. Y ya este mismo lunes se produjo una retirada masiva de parlamentarios que pertenecían al partido en el poder, el Pacto Nacional para la Democracia y el Desarrollo (PNDD-ADIL), quienes instaron a todas las fuerzas nacionales a acompañarles para formar un nuevo movimiento nacional "de reforma y de cambio".

La mayor parte de los observadores y analistas políticos contactados se muestran cautos, dado que no es la primera vez que tiene lugar en Mauritania un golpe de Estado. La llegada de Abdallahi al poder con su victoria en las elecciones de marzo de 2007 se produjo en sustitución a una Junta Militar que gobernó el país tras derrocar en un golpe al presidente Muauia Uld Taya (1984-2005).

De momento reina la confusión sobre el paradero del presidente y de su primer ministro, que continúan retenidos, y también sobre la suerte del Gobierno y del Parlamento. En el golpe de Estado de agosto de 2005, la cúpula militar que se hizo con el poder disolvió el Gobierno y el Parlamento y sometió a referéndum un proyecto de Constitución, lo que fue considerado un paso hacia la democratización del país.

Y en las calles de ese país, según contó desde Nuakchot la cooperante belga de la ONG Intermón Oxfam Violette Gellin, se constata la incertidumbre, pues se sabía de la inestabilidad política del país, pero no se esperaba una reacción así por parte de los militares.

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