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Sarkozy premia a Merkel por su liderazgo en la crisis de la Unión Europea

  • El presidente entrega a su "amada" el Premio Carlomagno y elogia el papel del rey Juan Carlos en la democracia española

La canciller alemana, Angela Merkel, recogió ayer el Premio Carlomagno en presencia de destacados europeístas, entre ellos el rey Juan Carlos, a quien el presidente francés, Nicolas Sarkozy, dedicó un elogio.

"El rey Juan Carlos I (Premio Carlomagno 1982) ha aportado a España el nivel de democracia que ahora tiene", dijo Sarkozy en su discurso laudatorio hacia Merkel, en el que destacó la labor de quienes movidos por los ideales de democracia, paz, justicia y tolerancia han hecho posible la Europa de hoy.

Sarkozy afirmó que al aceptar pronunciar el discurso laudatorio a la canciller, a quien expresó su "admiración profunda", Francia muestra una vez más su respeto y amistad por Alemania, dos países que no siempre fueron amigos.

"En nuestra Historia común hay mucha sangre. Por eso, venir a Aquisgrán para hablar de Europa no es un desplazamiento político cualquiera", destacó Sarkozy, para quien esa carga histórica hace que las relaciones entre Francia y Alemania sean especiales.

"Cuando Alemania y Francia discuten no lo hacen como otros países, sino para buscar soluciones. Sabemos que entre nosotros no pueden abrirse abismos", afirmó el presidente francés en la Sala de Coronación del Ayuntamiento de Aquisgrán, donde se celebró la entrega del galardón.

Citó como ejemplo la crisis institucional que atravesó la Unión Europea tras el fracaso de los referendos de Francia y Holanda sobre una Constitución Europea, situación "de la que logramos salir con la adopción del Tratado reformado gracias a Angela Merkel".

Pero "Lisboa no es final de la crisis, sino el principio de un largo camino", advirtió Sarkozy, para quien el peligro de la Unión Europea sigue siendo la falta de confianza de los ciudadanos.

"El Tratado de Lisboa no resuelve la crisis porque sigue habiendo una fosa entre la idea de Europa y los europeos", agregó el presidente, para preguntarse luego que "cómo es posible que una idea tan bella pueda estar tan contestada y provocar rechazo".

"No es pecado decir lo que digo porque ésa es la realidad. No es posible que la idea de Europa sólo cale en la elite porque Europa es paz, libertad, hermandad, democracia y justicia y lo justo es que esos valores, preciosos, los compartamos todos", dijo Sarkozy, que aderezó su discurso solemne con guiños a la canciller.

Se refirió a algunos titulares de prensa sobre la supuesta "relación de amor" que existe entre Merkel y él para asegurar al esposo de la canciller, el catedrático de Química Joachim Sauer, presente en la sala, que "no se lo crea".

"Si digo que amo a Angela Merkel, por ejemplo, quiero decir que he aprendido mucho de ella y de su experiencia", bromeó Sarkozy, en su particular estilo y logrando desatar las risas de los presentes, incluidos una decena de antiguos laureados con el premio.

Merkel, quien recibió el premio por el papel desempeñado para la superación de la crisis de la UE hasta la consecución de un acuerdo para el Tratado de la Unión, es la cuarta mujer que lo recibe.

En su discurso, la canciller alemana ensalzó los valores y principios de la UE y su convencimiento de que todos los países que integran el continente tienen "un destino común".

El Premio Carlomagno se entrega desde 1950 en reconocimiento a personalidades que se hayan distinguido por su especial contribución a la unión de Europa y está dotado con 5.000 euros y una medalla.

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