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El Senado aparta a Rousseff de la Presidencia de Brasil

  • El vicepresidente Michel Temer sustituye a la presidenta, que será juzgada por corrupción y dice que está en juego "el futuro de Brasil" y no su mandato.

"Lo que más duele es la traición y la injusticia". Con estas palabras Dilma Rousseff se despidió de miles de simpatizantes en las puertas del Palacio de Planalto, sede del Gobierno brasileño, tras ser separada temporalmente de la Presidencia por decisión del Senado. Rousseff sufrió una abultada derrota en la Cámara Alta -55 votos frente a 22- que, después de una sesión que se prolongó durante más de veinte horas, decidió iniciar un juicio político con el fin de destituirla por considerar que cometió un delito de responsabilidad.

El delito fue maquillar las cuentas públicas en los ejercicios de 2014 y 2015, una práctica ilegal pero habitual en los gobiernos brasileños. Tras recibir la notificación que la informaba de su separación del cargo durante un máximo de 180 días -mientras el Senado debate si es culpable y debe ser destituida, o inocente y puede volver al cargo- la presidenta se despidió de sus colaboradores en Planalto y salió después a saludar a los militantes concentrados en los alrededores.

Arropada por algunos de sus más cercanos colaboradores, entre ellos el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Rousseff se mantuvo serena en su despedida, aunque por momentos se le quebró la voz y se le empañaron los ojos cuando abandonaba la sede del Ejecutivo. Evitó usar la rampa utilizada habitualmente por los presidentes cuando dejan el poder y salió por un camino lateral tras insistir en que el juicio político carece de base jurídica y se trata de un "golpe" de estado que ha puesto en juego "el futuro de Brasil". "Tengo orgullo de ser la primera mujer elegida presidenta de Brasil" y "lucharé con todos los instrumentos legales para ejercer mi mandado hasta el fin", afirmó.

Rousseff, una economista de 68 años que militó en los grupos que combatieron a la dictadura militar (1964-1985), por lo que estuvo presa y fue torturada, denunció que sufrió "la mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano: castigarlo por un crimen que no cometió". La presidenta recordó que no es la primera vez que ha sufrido una dura experiencia en su vida, tras las torturas recibidas en la cárcel y el cáncer que se le detectó en 2009. "Conseguí vencerlos siempre, pero ahora sufro el dolor de la injusticia y lo que mas duele es la injusticia, el percibir que soy víctima de una farsa jurídica y política" cuando "creía que ya no sería necesario volver a luchar contra un golpe", declaró con la voz entrecortada.

En un mensaje en el que reivindicó los logros sociales de los gobiernos del PT, que inauguró Lula en 2003, pidió a sus partidarios que se mantengan "movilizados, unidos y en paz", porque "la lucha por la democracia no tiene una fecha para acabar". "El mayor riesgo en este momento es que el país sea dirigido por los sin votos, aquellos que no fueron elegidos por la población y que no tienen legitimidad para enfrentarse a los desafíos" de Brasil, denunció en alusión a su vicepresidente y ahora presidente, Michel Temer.

Ya fuera del palacio, Rousseff fue recibida con gritos de "Dilma guerrera de la patria brasileña", "resistencia" y "fuera Temer". "Puedo haber cometido errores, pero nunca cometí un crimen", proclamó Rousseff ante los cerca de 3.000 seguidores del PT concentrados frente al Palacio de Gobierno para despedirla. "En esta hora trágica para Brasil", continuó, "lo que más duele es la injusticia y la traición", aunque "ustedes hacen que la tristeza disminuya", concluyó Rousseff, escoltada, entre otros, por Lula, su padrino político, visiblemente abatido y en un discreto segundo plano. Flores, globos, abrazos y besos de los militantes despidieron a Dilma Rousseff, que se trasladó a la residencia presidencial de la Alvorada, donde ya ha anunciado que se atrincherará para reivindicar su inocencia y luchar por recuperar la Presidencia.

Temer pide confianza en la "vitalidad de la democracia" brasileña

El presidente interino de Brasil, Michel Temer, declaró, en su primer pronunciamiento tras sustituir a Dilma Rousseff, que es necesario "tener confianza en la democracia brasileña". En una ceremonia sin pompas, a la que asistieron cientos de líderes políticos que hasta ahora estaban en la oposición, Temer también pidió confianza en "la recuperación de la economía nacional, en los potenciales del país y en sus instituciones sociales y políticas". Temer sólo citó a Rousseff para declarar su "absoluto respeto por la presidenta suspendida", sin "discutir las razones" de la decisión del Senado y "subrayando el más pleno respeto por las cuestiones institucionales".

Su discurso tuvo un fuerte contenido económico y apuntó a los mercados internacionales, frente a los que aseguró que es "urgente" recuperar la imagen de Brasil. "Es urgente pacificar a la Nación y unificar a Brasil", y para eso es necesario "un Gobierno de salvación nacional", que tenga el "diálogo" como bandera, para comenzar a "garantizar la retomada del crecimiento económico", declaró. Manifestó su "convicción de que es preciso rescatar la imagen y credibilidad de Brasil en el concierto interno e internacional", a fin de que "los empresarios y los trabajadores se entusiasmen y se retome la seguridad de las inversiones".

También propuso "incentivar de forma significativa las sociedades publico privadas", por su capacidad de generar puesto de trabajo, cuya recuperación será uno de los primeros objetivos de su gestión. "Para eso, es imprescindible reconstruir los fundamentos de la economía y mejorar el ambiente de negocios para el sector privado", así como enderezar las maltrechas cuentas públicas, para lo cual ratificó su apoyo a una reforma del sistema de jubilaciones. Temer subrayó, no obstante, que "el Estado no puede hacerlo todo y depende de los sectores productivos", por lo que el sector público debe "cuidar de espacios fundamentales como la seguridad, la salud y la educación" y "compartir el resto con la iniciativa privada".

En el plano social, subrayó con "letras garrafales" que todos los programas de atención a los más pobres serán "mantenidos" y, en la medida de lo posible "mejorados", pues son fundamentales para los sectores de menores recursos que deben ser incluidos en la economía. El presidente interino también se refirió a la operación conocida como Lava Jato, que investiga las graves corruptelas en la estatal Petrobras, y aseguró que "es una referencia y, por tanto, debe tener la protección necesaria contra cualquier intento por debilitarla". Según Temer, "la moral pública será permanentemente buscada por los diversos métodos de control e investigación" que tiene el país, para que el que deseó "orden y progreso", la frase escrita en la bandera nacional que "no podría ser hoy más actual".

Los ministros de Rousseff critican la falta de mujeres y negros en Gabinete de Temer

Los ministros salientes del Ejecutivo de Rousseff criticaron la falta de diversidad en el Gabinete anunciado por Temer, en el que no figuran ni mujeres ni negros. "El Gabinete es la cara del nuevo Gobierno, que tiene cara de hombre blanco, sin ninguna diversidad y sin representar al país", afirmó la hasta ahora ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre, Tereza Campello. "El nuevo gabinete es un retrato de lo que ellos piensan. Es el retrato de la falta de respeto a la mujer y de la falta de compromiso con lo social", agregó el destituido ministro de la Secretaría de Gobierno, Ricardo Berzoini, al recordar que la población femenina y la negra son mayoría en el país.

Será la primera vez desde 1976 que un Gobierno brasileño carecerá de mujeres en su Gabinete, precisamente tras el proceso que puede terminar con la destitución definitiva de la primera mujer elegida presidenta de Brasil. Los políticos y empresarios son la gran mayoría entre los 22 ministros anunciados por Temer.

En el nuevo Gabinete figuran varios parlamentarios que fueron ministros en los Gobiernos de Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula da Silva y de la propia Rousseff, así como un obispo de una iglesia evangélica, que asumirá la cartera de Desarrollo, Industria y Comercio, y uno de los mayores cultivadores de soja de Brasil, nuevo titular de Agricultura.

La ministra de Mujeres e Igualdad Racial de Rousseff, Nilma Lino Gomes, recordó que el Gabinete de la presidenta suspendida tenía el perfil de un Gobierno que lucha por la igualdad de género y racial. "Los asuntos de género y raza eran contemplados en nuestro Gobierno", dijo. Para Eleonora Menicucci, que fue ministra de Políticas para las Mujeres hasta la última reforma del Gabinete, el "golpe" de Estado impulsado por Temer es "machista, patriarcal, misógino, capitalista de clase y contra un proyecto de Gobierno que promovía la inclusión social". "A ellos no les gustan los pobres, las mujeres, los negros, los homosexuales y los indios", agregó Menicucci.

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