Elecciones en Francia

El listón para aspirar al Elíseo que amenaza a algunos candidatos de renombre

  • Cada cinco años se repiten las críticas al sistema creado para evitar la proliferación de candidaturas en un sistema electoral pensado para elegir a una persona que encarne a toda la nación.

El listón para aspirar al Elíseo que amenaza a algunos candidatos de renombre

El listón para aspirar al Elíseo que amenaza a algunos candidatos de renombre

La regla de los 500 padrinos, que exige el apoyo de ese número de cargos elegidos por votación popular para poder ser candidato a la Presidencia francesa, está de nuevo en el punto de mira, ya que amenaza con dejar fuera de la carrera electoral a algunos aspirantes de renombre.

Cada cinco años se repiten las críticas a este sistema creado para evitar la proliferación de candidaturas en un sistema electoral pensado para designar por sufrago universal a una persona que encarne a toda la nación.

Tras varios ensayos en los primeros años de la V República, se pensó en este sistema, la obligación de recolectar 500 firmas de responsables institucionales procedentes de, al menos, 30 departamentos.

Una regla que obliga a los candidatos a recorrer los territorios del país, puesto que de los 42.000 cargos que pueden apadrinarlos, casi el 80 % son alcaldes de pequeños municipios, cuyo aval se convierte en un tesoro en estas fechas.

Una cacería, para algunos candidatos, como los ultraderechistas Marine Le Pen y Éric Zemmour, además del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que multiplican las críticas al sistema porque no tienen garantizados los avales.

En el caso de Le Pen, la guerra por los padrinos es un calvario habitual en vísperas de las presidenciales que ya tuvo que afrontar su padre.

En esta ocasión, la candidata de la extrema derecha mejor situada en las encuestas, que aspira a regresar a la segunda vuelta como en 2017, tiene el camino más allanado porque su partido progresó en las pasadas municipales, pero asegura que no tiene garantizada la clasificación.

Para ella, el principal problema reside en que la lista de "padrinos" se hace pública, por lo que muchos alcaldes se niegan a asociar su nombre al de una candidata radical.

Por ello, al igual que sucede con el polemista experiodista Zemmour, piden que los respaldos sean secretos, lo que les facilitaría la labor de superar el listón necesario para presentarse.

El experiodista, cuya candidatura ha perdido fuelle pero que se mantiene cuarto en las intenciones de voto a apenas un punto de la segunda plaza, sostiene que todos los candidatos por encima del 10 % de los votos en los sondeos deberían poder presentarse.

ESTRATEGIAS PARTIDISTAS

Zemmour, sin embargo, puede beneficiarse de las estrategias partidistas, puesto que alcaldes del partido conservador Los Republicanos, el que más ayuntamientos tiene en el país, podrían darle su aval para que consiguiera presentarse y dividir así los votos de la extrema derecha, lo que favorecería que su candidata, Valérie Pécresse, actualmente empatada con Le Pen, pasara a la segunda vuelta.

Esa misma estrategia puede perjudicar a Mélenchon, puesto que a diferencia de hace cinco años no cuenta con el respaldo del Partido Comunista, que presenta su propio candidato, lo que le está dificultando lograr las 500 firmas.

Y eso que el líder de La Francia Insumisa es el candidato de la izquierda mejor situado en las encuestas, por delante del ecologista Yannick Jadot, la socialista Anne Hidalgo o el comunista Fabien Roussel, que gracias a contar con el respaldo de sus partidos ya tienen los avales.

ATOMIZACIÓN DEL VOTO

De hecho, la politóloga Herrade Igersheim, de la Universidad de Estrasburgo, asegura a Efe que son los partidos los principales promotores de la limitación del número de candidaturas, para evitar una atomización del voto que reduzca sus opciones de pasar a la segunda vuelta.

Algo que ya sucedió en 2002, cuando el socialista Lionel Jospin fue víctima de la gran división de la izquierda y quedó tercero en la primera vuelta, por detrás del ultraderechista Jean-Marie Le Pen, que había estado a punto de no poder presentarse por no tener los 500 avales.

Para el investigador Jean-François Leslier el sistema "es bueno porque evita que se compren los avales" y favorece la presentación de candidaturas diversas.

"Si no hubiera una regla como esa, se harían campañas como las de Estados Unidos, donde los millonarios tienen más opciones de presentarse", asegura a Efe.

Para otros, como el profesor de Sciences Po Bruno Cautrès, la búsqueda de las 500 firmas es más sencilla de lo que algunos candidatos subrayan y señala que lo hacen "como una dramatización que les permite mostrar su cara antisistema y presentarse como víctimas".

"Ningún candidato significativo se ha visto imposibilitado para presentarse desde el inicio de la V República", recuerda en la radio France Info.

En las últimas presidenciales, doce candidatos lograron superar ese filtro. Uno de ellos, el inclasificable Jacques Cheminade, apenas logró 66.000 votos en la primera vuelta.

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