la carrera hacia la casa blanca En la cita de mañana no sólo está en juego la Presidencia

La batalla por el Congreso

  • Los analistas consideran que se mantendrá el actual dominio republicano de la Cámara y demócrata del Senado, por lo que el nuevo presidente seguirá paralizado

El centro de la atención está puesto en la Casa Blanca pero, más allá de quién resulte elegido mañana para ocupar el sillón presidencial de Estados Unidos, existe otra gran batalla que será crucial para definir qué tipo de políticas podrá implementar el próximo Gobierno: la del Congreso. Mañana, los votantes también definirán qué partido tendrá mayoría en la Cámara de Representantes, de 435 miembros, y en qué manos quedará un tercio de los 100 escaños del Senado.

Con la mayor parte de los legisladores bien acomodados en sus distritos, no será fácil cambiar la distribución de poderes en los recintos. Actualmente, el Senado está controlado por los demócratas y la Cámara por los republicanos.

Según el sitio Real Clear Politics, unos diez escaños en el Senado y 26 en la Cámara de Representantes están en el centro de las disputas. Hasta el momento, la mirada de los medios estuvo centrada en la contienda que libran Barack Obama y Mitt Romney por la Presidencia, pero ninguno de los dos candidatos podrá gobernar si se ve ante un vacío legislativo y la agenda política de ambos podría verse supeditada al respaldo que logren entre los congresistas opositores.

"Si no ganamos un Senado demócrata para el presidente Obama, los republicanos se pasarán los próximos cuatro años destrozando su agenda", comenta el Comité de Campaña Demócrata del Senado en su página web, destacando la relevancia que tendrán las elecciones parlamentarias.

No obstante, los analistas apuntan que, pese al descontento general con los procesos legislativos, es poco probable que se produzcan mayores cambios en el Congreso y que el ala demócrata logre los 25 escaños que precisa. La cifra supera, en mucho, la cantidad de escaños ganados por cualquier partido en un año de elección presidencial.

En consecuencia, si Obama gobierna un segundo mandato, es probable que el bloqueo que ha imperado en los últimos años continúe, multiplicando las discusiones en torno al gasto público, el aumento del tope de deuda y similares.

"Si le gustan los atascos, verá muchos más", comenta el analista Kyle Kondik, de la Universidad de Virginia, quien augura que Obama deberá enfrentarse a serias dificultades a la hora de ver aprobadas sus iniciativas, ya sea en materia de reforma inmigratoria o cambio climático. Es más, Kondik apunta que Obama, en caso de una victoria, probablemente deberá dedicarse a defender lo que ya ha logrado, en particular ante la insistencia republicana de anular la reforma del sistema sanitario introducida durante el mandato demócrata.

A la inversa, si Romney resulta elegido y los demócratas continúan con el Senado bajo su poder, no le resultará precisamente sencillo conseguir la aprobación de sus principales leyes ni el respaldo necesario para revocar Obamacare, como llama despectivamente a la reforma sanitaria.

Según el analista, el escenario más probable es que el Senado continúe con mayoría demócrata y la Cámara baja siendo terreno republicano. Predice además leves victorias demócratas entre los legisladores que arrinconarían al ala republicana, si bien ésta continuaría teniendo el recinto bajo su control. El Senado, añade, mantendrá en gran parte su actual distribución de fuerzas.

Hace algunos meses parecía factible que los republicanos ganaran el control del Senado al retirarse varios veteranos senadores demócratas, pero el candidato por Missouri, donde la victoria republicana era probable, dio un traspié clave que hizo tambalear las perspectivas.

Todd Akin, candidato republicano al Senado por Missouri, generó un revuelo en agosto, poco antes de la convención del partido, al hacer declaraciones en las que hablaba de "violaciones legítimas" de mujeres. Su propio partido le solicitó que abandonara la carrera electoral, pero él se negó a retirarse. Ahora se estima que la demócrata Claire McCaskill tiene muchas posibilidades de ganar.

Otra contienda para llegar al Senado de relevancia nacional es la de Massachusetts, donde en 2010 el republicano Scott Brown se hizo por sorpresa con un escaño que estuvo muchos años en las manos demócratas de Ted Kennedy. Ahora Elizabeth Warren intentará recuperar ese puesto para los demócratas.

El Senado aún podría definirse a favor del partido de Romney, y el Comité Nacional Republicano del Senado proclama en su página web que sólo se precisan cuatro escaños para ganar el control.

El analista George Cook señala que, hace un año, habría vaticinado efectivamente que los republicanos se alzarían como primera fuerza en la Cámara alta, pero ahora su previsión les otorga un 40%. "Creo que al día siguiente de las elecciones, a mediodía, aún no sabremos a ciencia cierta quién tendrá la mayoría en el Senado", apuntó este mes. Subrayó además que, según las encuestas, hay diez escaños en los que los candidatos se llevan sólo tres puntos porcentuales de distancia, con lo cual la situación podría definirse a favor de cualquiera.

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