Incidente en el mar

"¿No caben dos submarinos nucleares en el Atlántico?"

  • Se abren múltiples interrogantes tras la colisión de dos sumergibles atómicos

Al Reino Unido y Francia, ambas potencias atómicas, les debería resultar en extremo embarazosa la colisión de sus submarinos atómicos en el Atlántico. A pesar de que ambos sumergibles estaban provistos de tecnología sónar no pudieron evitar el choque.

A primera vista parece poco probable que en el amplio Atlántico puedan colisionar dos submarinos. Quizás ambos sumergibles propulsados a reacción hayan participado en maniobras conjuntas. El ministerio de Defensa francés prefirió ni confirmar ni desmentir tal especulación.

Se podría haber convertido en una pesadilla nuclear. Ambas embarcaciones estaban provistas con 16 cabezas nucleares cada una, forman parte del núcleo del programa de disuasión atómica y son el orgullo de la marina británica y francesa. Quizás por eso la verdad sobre el accidente se proporcionó a cuentagotas. Primero el ministerio de Defensa francés informó de la colisión de Le Triomphant. Sin embargo no se hizo mención al submarino británico HMS Vanguard sino sólo del choque con un buque de carga.

Apenas los medios británicos se enteraron del asunto, el Ministerio de Defensa en Londres no lo quiso confirmar pero al mismo tiempo señaló que la seguridad nuclear no estaba en riesgo. Tampoco en París "hubo comentarios" aunque luego se produjo un escueto comunicado con palabras tranquilizadoras: iban a baja velocidad, no hubo heridos y las instalaciones atómicas de los sumergibles están intactas.

Sin embargo hay muchos interrogantes. No se detalló la cantidad de cabezas nucleares que había a bordo durante el accidente. También se desconoce el lugar donde se produjo el choque, en algún punto del Atlántico Norte, a gran profundidad. Y la pregunta más importante: ¿Es posible que colosos de acero de 150 metros de largo, equipados con instrumental ultrasensible puedan colisionar como lo harían dos automóviles en una calle demasiado angosta? ¿Los submarinos son tan silenciosos que el instrumental que mide los sonidos es incapaz de captarlos? ¿La tecnología de ambas partes es tan sofisticada que se neutraliza mutuamente? ¿O se produjo algún imprevisto en los ejercicios subacuáticos?

La colisión franco-británica trajo reminiscencias del controvertido hundimiento del pesquero francés Bugaled Breizh, que se produjo en 2004. La tesis de un choque con un submarino atómico que participaba de un ejercicio militar tiene aún hoy muchos partidarios. Los familiares de los cinco marineros que murieron en el accidente acusan al Estado de utilizar tácticas de encubrimiento.

En la tragedia del submarino Kursk en verano de 2000 también la marina rusa vaciló en informar a la opinión pública sobre el accidente. La embarcación se hundió después de que se produjeron explosiones a bordo, muriendo sus 118 tripulantes.

Para los opositores a la energía nuclear este incidente no es sino una prueba más de que los riesgos de la energía atómica son demasiado grandes y la franqueza de los responsables escasa.

Esta vez se estuvo al borde de la catástrofe señaló Stéphane Lhomme del movimiento Sortir du nucléaire. "Pero si en estos incidentes que son considerados como de escasa relevancia ya somos engañados, ¿qué puede pasar cuando lo que suceda sea en verdad grave?", se pregunta.

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