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Una 'competición' al rojo vivo

  • Los candidatos centran sus últimos esfuerzos en los considerados estados claves en un final de campaña muy ajustado.

El barrio de Fairview Park, en Cleveland (Ohio), es un hervidero. Prácticamente todo gira en torno a ganar votantes para la campaña del republicano Mitt Romney ante las inminentes elecciones presidenciales del martes. Lo mismo sucede a unas pocas calles de allí, donde se sitúa el victory centre del presidente Barack Obama. Cleveland se convierte así en una especie de zona cero para la victoria electoral de cualquiera de los dos candidatos a la Casa Blanca.

Ohio es uno de los aproximadamente diez estados en los que Obama y Romney concentran sus esfuerzos de campaña, entre ellos con múltiples apariciones personales. Según el sistema electoral estadounidense, la Presidencia no la consigue quien recibe más votos en toda la nación, sino el candidato que consigue la mayoría de los votos asignados a cada Estado. Por eso, el presidente realizó frecuentes viajes a Ohio, mientras que Romney se centró en este Estado en la recta final de la campaña. Otros estados clave son Colorado, Florida, Iowa, Carolina del Norte, New Hampshire, Nevada, Virginia y Wisconsin, además del tradicional campo de batalla que supone Pensilvania. Jamás un republicano resultó elegido presidente sin haber ganado Ohio, y ningún candidato de los dos grandes partidos lo logra desde John F. Kennedy en 1960. Este Estado de 11,5 millones de habitantes supone un microcosmos de EEUU donde se mezclan áreas rurales y urbanas, industriales y agrícolas, que hacen de él un lugar único.

De ahí que los voluntarios de campaña no cejen en su empeño. Como Eric Russell, que hace cientos de llamadas al día a potenciales votantes de Romney -su récord fue de más de 800 en una jornada- y espera haber contactado con más de 15.000 votantes para el día 6. "Éstas son las elecciones más importantes de mi vida", cuenta Russell, de 47 años, haciendo un descanso de su frenética actividad. "Quiero marcar la diferencia", añade este voluntario que no sólo destaca por sus habilidades al teléfono, sino porque es uno de los pocos afroamericanos que no apoya a Obama. "Si se pierde Ohio no será porque no lo he intentado."

Según Russell, las políticas de Obama están haciendo que los estadounidenses dependan más del Gobierno. No le gustan ni su reforma sanitaria ni su política económica. "Esto no es Europa", afirma. "El mundo necesita un país diferente y ése debería ser EEUU." Igual de apasionadas se mostraban las mujeres que se reunían una tarde en la oficina de la campaña para Obama. "Quiero que los hijos de otras personas tengan las mismas oportunidades que yo tuve", dice Laura DiVicenzo, de 56 años, que lleva desde marzo llamando de puerta en puerta pidiendo la reelección del presidente. Ella pudo ir a la universidad gracias a las becas que obtuvo como miembro de una familia de la clase trabajadora. Junto al trabajo de los voluntarios, está también el de los propios candidatos. Así, miles de fans de Obama soportaron a principios de octubre una lluvia torrencial para recibir a su candidato.

"Tenemos que apoyar al presidente y hacerle saber que regresaremos con fuerza para hacer frente a otros cuatro años", dice Latisha Riggins, una trabajadora social de Cleveland.

Como ella, los simpatizantes del presidente subrayan los progresos logrados desde el estallido de la crisis en 2008 y alaban las reformas sanitarias. Pero sobre todo hacen hincapié en que el presidente tiene una mejor visión de los problemas que atañen a la gente común que el multimillonario Romney. Unos días más tarde, la multitud reunida en un mitin pro Romney en Leesburg, Virginia, señalaba la importancia de su Estado. Y es que Virginia se convirtió en una victoria clave para Obama en 2008 tras décadas como bastión republicano.

"Soy afiliada demócrata, pero no los voy a votar este año", señala Maureen Garlock. "Romney posee la visión, y lo ha demostrado una vez tras otra". Otra mujer, Cherie Hanson, sostiene que el candidato republicano tiene "lo que uno busca cuando quiere contratar a alguien". Obama y Romney han adaptado sus mensajes a la medida de los estados decisivos. Así, el republicano aboga por impulsar el gasto militar en Virginia, patria de una amplia base de la Marina y el Pentágono. En Ohio, un Estado donde los fabricantes de coche ofrecen uno de cada ocho empleos, Obama se centra en la industria automovilística y espera que su rescate de General Motors y Chrysler le proporcione votos entre la clase trabajadora.

"En Ohio, el clima de opinión es que las cosas están mejorando y yo creo que es así", dice DiVicenzo. Pero no todos son tan entusiastas. John Kerven, de 60 años, votó por Obama en los pasados comicios pero siente que el presidente no cumplió sus promesas. Y por eso probablemente vote a Romney. Obama "me mintió. No hizo que las cosas fueran mejor en este país", afirma el veterano profesor. Y lo mismo opinan los simpatizantes republicanos Otto y Rita Eichler. "Sólo hay que ver dónde está el país", lamenta Otto. "Votaron a un hombre que carecía de experiencia". También su esposa sostiene que Obama y los demócratas quieren influir demasiado en la vida cotidiana. El Gobierno "quiere decirte dónde comer, donde vivir. Y la sanidad, eso está fatal. Quieren decir a la gente mayor que se muera", sostiene. "No vamos hacia adelante, vamos hacia atrás."

Con todo, hay muchos que aún no se han decidido y, al término de la campaña, la lucha es ardua. Las últimas encuestas apuntan a un empate técnico y una media de sondeos realizada por RealClearPolitics.com concede una ligera ventaja a Romney. Entre los indecisos, la preocupación por la economía y por quién está mejor preparado para llevar el timón es clave, pero también las cuestiones sociales como la sanidad. Kim Noetzel, una profesora de 50 años, se encuentra entre quienes intentan decidirse. Su correo electrónico se llena diariamente de información de candidatos de ambos bandos y cada vez que enciende el televisor se encuentra con decenas de anuncios propagandísticos. Pero gane quien gane, tiene una cosa clara: "Va a ser una carrera muy ajustada".

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