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La democracia turca se tambalea

  • Las noticias sobre el abortado golpe de Estado, real o inventado, ponen de manifiesto la profunda división de la sociedad · En los últimos 50 años se han producido cuatro asonadas en el país

Mientras Turquía espera una decisión en el proceso contra el conservador partido gobernante AKP, que podría suponer su prohibición, la democracia se tambalea. La lucha de poder entre el opositor Partido Popular Republicano (CHP) y el AKP divide al país y pone en peligro la capacidad de funcionamiento de las instituciones. El Estado debe ser secular, pero no los ciudadanos, sostiene el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y rechaza toda crítica.

Si se hace caso a los temores de los kemalistas, que ejercen de garantes de la herencia de Kemal Ataturk, el AKP amenaza con imponer en el país un régimen islámico e introducir la sharia. La república no está siendo puesta patas arriba con un golpe revolucionario, sino paso a paso, a través de una serie de medidas tanto abiertas como encubiertas, sostienen. Y estas acusaciones forman parte de la demanda de prohibición interpuesta ante el Tribunal Constitucional.

Al hilo de la disputa, el diario Milliyet informaba el viernes del caso de una profesora en Ankara que recibió advertencias de un inspector de escuela porque llevaba puesta una camiseta de manga corta. Cuarenta docentes protestaron y la profesora regresó poco después con el Código Civil bajo el brazo. "Ataturk se fotografió incluso con mujeres en traje de baño. Y ahora hieren nuestro orgullo porque llevamos manga corta", dijo indignada al rotativo.

En el bando contrario, el AKP considera que los nacionalistas intentan derrocar violentamente al Gobierno elegido en las urnas. Mañana comenzará el "golpe" contra el Ejecutivo con manifestaciones orquestadas en 40 provincias, informaban los diarios turcos. Para ello se basaban en documentos manuscritos intervenidos tras la detención del general retirado Sener Eruygur, presunto miembro de la organización nacionalista clandestina Ergenekon.

Según los medios, hay planeados enfrentamientos con la Policía. Un grupo de 30 francotiradores disparará contra los manifestantes y después matará a jueces y otras personalidades públicas. Después llegarán las advertencias sobre una crisis económica. Y aquí entran también en juego los economistas y periodistas detenidos durante la operación, que presuntamente se encargarían de atizar el fuego. Los oficiales de Ergenekon no sólo quieren derrocar al AKP. Su objetivo es también eliminar a los oficiales turcos rivales.

No obstante, no se sabe si se trata de planes serios o de meras invenciones. En cualquier caso, el Ejército turco ha proporcionado una inesperada ayuda con la detención del oficial retirado, como está previsto por la ley.

En el plazo de cinco semanas, el Tribunal Constitucional podría tomar una decisión en el proceso de prohibición del AKP, como dijo el vicepresidente de la Corte, Osman Paksut.

El ex jefe del Estado mayor, Hilmi Ozkok, advirtió de que "el país no va por buen camino y debe encontrar una solución antes de que sea tarde". Para ello, pidió que entrase en acción una persona de confianza del pueblo. "¿A quién se refiere?", preguntó un observador, ya que esa tarea en principio le correspondería al presidente del Estado, Abdulá Gul. Sin embargo, éste pertenece al AKP y apenas puede ejercer de mediador.

"Quiero hacer énfasis una vez más en que el sistema democrático funciona, que las instituciones y los gobiernos en Turquía están dentro de la ley", manifestó Erdogan en unas declaraciones públicas retransmitidas en directo por la televisión turca. "Turquía tiene la experiencia de haber superado y solucionado un periodo doloroso como éste en el pasado". Nadie debe preocuparse", añadió.

El AKP recibió el apoyo mayoritario de los electores turcos en las últimas elecciones celebradas el año pasado. La suspensión que el Tribunal Constitucional dictó el pasado sobre la Ley del Velo en las universidades, declarada anticonstitucional, y otras medidas adoptadas por el Gobierno de Erdogan, han provocado que los tribunales estudien la ilegalización del AKP y la inhabilitación de 71 de sus miembros durante los próximos cinco años, entre ellos el primer ministro y el presidente del país, por no respetar la laicidad del Estado.

En los últimos 50 años se han producido cuatro golpes de Estado en Turquía. El último fue el Golpe Blando de 1997, cuando los generales arrebataron el poder al Gobierno del presidente Necmettin Erbakan, quien lideraba una coalición de partidos de inspiración islamista.

El Ejército turco se considera a sí mismo como el guardián de los valores establecidos por Kemal Ataturk, fundador de una República cuya Constitución establece la laicidad de la sociedad turca.

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