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La derecha lusa digiere el batacazo

  • El primer ministro portugués admite la "peor" derrota de su partido en décadas en las municipales del domingo.

El creciente descontento de la sociedad portuguesa con su clase política se hizo evidente en el resultado de los comicios municipales del domingo a través de un aumento vertiginoso de la abstención y el triunfo de varias candidaturas independientes.

Con el 98% del escrutinio ya completado -el recuento de votos fue suspendido a las dos de la madrugada y retomado ayer-, la abstención superaba el 47%, seis puntos más que en el último precedente, en 2009, coincidiendo con un deterioro progresivo de la situación económica del país.

Este dato marca un nuevo máximo histórico y sobrepasa de largo las cifras registradas en las diez elecciones locales celebradas previamente en el país desde el fin de la dictadura, en 1974.

Supera también por mucho la abstención en todas las legislativas celebradas en democracia y sólo está por debajo de las europeas, con tasas de participación inferiores al 40% del electorado.

"En periodos de Gobierno exigentes hay siempre un precio a pagar de la forma que estamos en la política", asumió el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, quien reconoció la "peor" derrota en décadas del partido que lidera, el Social Demócrata (PSD, centroderecha), en la primera cita en las urnas desde los comicios legislativos de 2011. El primer ministro resaltó, no obstante, que el duro revés electoral no le hará cambiar el rumbo seguido en los dos últimos años, cuando se han ejecutado duros recortes para cumplir con los compromisos del rescate financiero otorgado a Portugal.

Los electores penalizaron al PSD con pérdidas de emblemáticas plazas como la de Oporto -la segunda ciudad más importante del país ganada por el independiente Rui Moreira-, o con un duro revés en la capital, Lisboa, donde venció por goleada el socialista António Costa.

Prueba de la desconfianza de los ciudadanos lusos sobre la labor de sus representantes es también el incremento del número de votos en blanco y nulos, que se duplicaron en estas elecciones respecto a las de hace cuatro años, hasta las 328.000 papeletas, cerca de un 7% del total.

Tanto el elevado nivel de abstención como este tipo de voto, considerado "de castigo" por los politólogos, se corresponden con varios sondeos que reflejan el desprestigio de las instituciones en Portugal, cuando el país se encuentra aún inmerso en la más grave crisis económica de su historia reciente.

Pese a que el principal partido de la oposición, el socialista, fue el vencedor de estas municipales con triunfos en las principales capitales lusas, su porcentaje de votos bajó un punto y medio; mientras que el PSD perdió en torno a siete puntos en el Portugal continental.

Estos descensos fueron compensados parcialmente por una subida significativa de los comunistas, que ganaron de forma aplastante las alcaldías en los municipios que conforman el llamado "cinturón rojo" alrededor de Lisboa y crecieron en número total de votos algo más de un punto, hasta el 11%.

Más expresivo todavía fue el éxito de las llamadas candidaturas "independientes", que pasaron de representar un 3,8% de las papeletas en 2009 a tener ahora casi un 6,7% de apoyos. Aunque algunos de estos aspirantes son antiguos líderes de organizaciones partidarias que decidieron "emanciparse" cuando no fueron elegidos candidatos, también hay ejemplos de personas desvinculadas hasta ahora de la política "oficial".

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