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La ejecución de un clérigo chií en Arabia Saudí despierta la ira

  • El opositor Al Nimr y otros 46 presos fueron fusilados y decapitados acusados de terrorismo

Las autoridades saudíes ejecutaron ayer a 47 personas condenadas por terrorismo, entre ellas el clérigo chií opositor Nimr Baqir al Nimr, en una demostración de mano dura que encendió la ira de la comunidad chií en Oriente Medio.

Esa ejecución en masa y simultánea, realizada en doce zonas del país mediante decapitaciones por sable y fusilamientos, es la mayor realizada en décadas en el reino saudí, donde desde la llegada al trono de Salman bin Abdelaziz a principios de 2015 se ha disparado la aplicación de este tipo de castigos. El año pasado se realizaron 150 ejecuciones en el país, que sigue una estricta versión de la sharía o ley islámica, según organizaciones de Derechos Humanos, una cifra muy superior a las 90 de 2014.

La mayoría de los ejecutados ayer -45 saudíes, un egipcio y un chadiano- son extremistas suníes, algunos destacados miembros de Al Qaeda, pero entre ellos figuran también cuatro chiíes como Al Nimr.

Algunos de los ataques imputados a los suníes son los registrados contra complejos residenciales occidentales en Riad en 2004, y contra empresas petroleras, el Ministerio del Interior o el consulado estadounidense en Yeda en 2005.

La campaña terrorista para desestabilizar al régimen saudí en mayo de 2003, que fue contestada con una lucha sin cuartel de las fuerzas saudíes, causó decenas de muertos.

Al Nimr fue detenido en julio de 2012 por apoyar los disturbios y a grupos terroristas contra las autoridades saudíes en Al Qatif, en el este del país y de mayoría chií. Su condena a la pena capital fue confirmada el pasado octubre por el Tribunal Supremo, que le culpó de desobedecer a las autoridades e instigar a la violencia sectaria, lo que ya levantó las críticas de la comunidad chií.

También fue muy polémica la condena a muerte contra su sobrino Ali Mohamed al Nimr y otros dos jóvenes chiíes, detenidos cuando eran menores de edad.

Las reacciones a la ejecución del clérigo llegaron de grupos y dirigentes chiíes de países como Irán, Baréin, el Líbano o Iraq, agudizando las ya crecientes tensiones sectarias. En Bahréin, la mayoría chií se lanzó a las calles y protagonizó enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Irán condenó enérgicamente la ejecución de Al Nimr, que considera "muestra de la profunda imprudencia e irresponsabilidad" del Gobierno de Arabia Saudí, dijo el portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Hosein Yaber Ansarí.

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