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El caso de las escuchas telefónicas vuelve a amenazar al primer ministro británico

  • El ministro de Cultura admite favoritismo hacia Murdoch en la compra de un canal de pago

El caso de las escuchas ilegales vuelve a rondar al primer ministro británico, David Cameron, después de que su ex jefe de prensa fuese imputado por perjurio y su ministro de Cultura admitiese ayer favoritismo hacia los Murdoch. En su comparecencia ante la comisión que investiga la relación entre políticos y periodistas, el ministro de Cultura, Jeremy Hunt, defendió su capacidad de juzgar la oferta de compra que Rupert Murdoch lanzó en 2010 sobre el canal de pago BSkyB pese a multitud de mensajes, de ánimo o informativos, que intercambió con miembros de su equipo.

Hunt aseguró ante el juez Brian Leveson que su imparcialidad sobre esa OPA, finalmente retirada por el magnate tras el estallido del escándalo de las escuchas en uno de sus periódicos, no se vio socavada por el hecho de que privadamente la apoyaba.

Durante su comparecencia ante la investigación, admitió que había intercambiado mensajes y se había reunido con James Murdoch, hijo del empresario, y otros ejecutivos de News Corporation antes y después de ser designado supervisor de la operación.

Cuando el 21 de diciembre de 2010 la Unión Europea autorizó en términos de competencia la adquisición de la totalidad de BSkyB, de la que News Corporation ya tiene un 39%, el ministro conservador envió un mensaje al joven Murdoch que decía: "Grandes noticias". Ello no impidió que el primer ministro británico nombrara ese mismo día a Hunt encargado de la OPA, tras despojar de esa responsabilidad al ministro de Empresa, el liberaldemócrata Vince Cable, quien había expresado en privado su oposición a la operación.

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