La elevada participación, sobre todo de jóvenes y mujeres, y la ausencia de incidentes reseñables son las notas más destacadas de las elecciones que se celebran este viernes en Irán, donde más de 46 millones de electores eligen a su presidente.

Desde que los colegios abrieran a la 8:00 hora local, las largas colas, las aglomeraciones a las puertas de las mezquitas y de las escuelas habilitadas para el voto son la imagen que se repite en todas los rincones del país, donde reina un ambiente de fiesta.

Al mediodía ya habían votado unos cinco millones de electores, según anunció a la prensa oficial el ministro del Interior, Sadeq Mahsuli, quien añadió que esperan una participación nunca antes vista en unos comicios en Irán.

Los iraníes deciden si desean que al actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, repita mandato, o si prefieren entregarle el testigo del Gobierno a uno de los tres candidatos de la oposición: el independiente pro reformista Mir Husein Musaví, el clérigo aperturista Mehdi Karrubí y el conservador Mohsen Rezaeí.

Los pronósticos apuntan a que la victoria final se la podrían disputar el propio Ahmadineyad y Musavi, que fue primer ministro entre 1981 y 1988.

En la entrada de los colegios del norte de Teherán, la mayoría de los votantes se inclinaban por Musavi, que ha logrado despertar una nueva ilusión entre los jóvenes y sobre todo entre las mujeres, que han acudido en masa a las urnas.

En el sur, la zona más empobrecida de la capital, la mayoría de los habitantes se decantaban, como en 2005, por Ahmadineyad, pero, al contrario de lo ocurrió hace cuatro años, también se contaba un gran número de partidarios de los candidatos reformistas y del aspirante conservador Rezaei.

"Estoy contenta porque veo que el pueblo ha roto con el aislamiento que se había impuesto a sí mismo y ha reaccionado para impedir el deterioro de su país", explicó la cineasta iraní Maniyé Hekmat.

Como una más de los miles de iraníes que hoy se han acercado a las urnas, Hekmat detallaba desde la larga cola de la Madraza de Ershad, en el norte de Teherán, que ha llegado "el momento del cambio y la libertad en Irán".

"Voy a votar a Musavi porque este candidato tiene todos los atributos para ser un buen presidente, como la grandeza la autoridad y la franqueza, el prestigio y el arte. Es un orgullo para Irán", apostilló la directora de Tres Mujeres, cinta aclamada en la Berlinale.

Más al sur, en los alrededores del Gran Bazar, Husein Abeli, un joven mensajero de apenas 19 años, mostraba con orgullo su voto por Ahmadineyad, ya que "ha ayudado mucho a los pobres, ha construido pozos, carreteras y escuelas. Es una buena persona, un buen creyente y un buen presidente".

La participación también es numerosa en las principales ciudades del país, y en las zonas rurales, según datos ofrecidos por el ministerio de Interior.

Es en los pueblos donde Ahmadineyad tiene más apoyo, mientras que los partidarios de Musaví se concentran sobre todo en los núcleos urbanos y las regiones donde viven las minorías del país, como los kurdos o los armenios.

Algunos observadores de la campaña de Musaví y Karrubí se han quejado de irregularidades en algunos colegios, donde no se ha permitido la entrada de los delegados o donde solo se ha permitido el acceso a uno.

"En general va bien, pero tengo que estar muy atenta porque en muchas ocasiones olvidan estampar el sello en la papeleta a los que ya han votado", explicaba a Efe Beshat Shardaz, observadora de Musaví en una madraza del sur de Teherán.

De acuerdo con el ministerio de Interior, los colegios deberán cerrar a las 18:00 horas local, aunque todo apunta a que el plazo se extenderá varias horas, con el límite fijado en la medianoche.

Los resultados finales, que deben ser validados por el poderoso Consejo de Guardianes, se conocerán 24 horas después del cierre de los colegios.

En caso de que ninguno de los cuatro candidatos consiga más del 50 por ciento de los votos emitidos y considerados válidos, deberá celebrarse una segunda vuelta, ya prevista para el próximo viernes.