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Los occidentales se ven impotentes para defender a los cristianos en Oriente

  • La mayoría de los gobernantes europeos consideran un peligro inmiscuirse en los problemas de naciones aliadas por temor a perder esa relación · Las últimas matanzas suponen un toque de atención

Los países occidentales parecen desprovistos de medios eficaces para defender a las minorías cristianas amenazadas por Al Qaeda en el mundo musulmán, ya que todo apoyo demasiado evidente corre el riesgo de ser contraproducente y de desestabilizar a los gobiernos aliados, estiman los expertos. Desde las masacres, con dos meses de intervalo, en las iglesias de Bagdad (46 muertos el 31 de octubre) y de Alejandría en Egipto (21 muertos el 31 de diciembre) se ha impuesto la necesidad urgente de responder a una tragedia minimizada durante mucho tiempo con respecto a otras fracturas de la región, como entre judíos y árabes o entre chiíes y suníes.

Joseph Maila, especialista de religiones en el ministerio francés de Relaciones Exteriores, había acusado en noviembre a Al Qaeda de "limpieza étnica". "Quieren acabar con la diversidad", denunció este experto, en tanto que según otros especialistas la hostilidad anti-cristiana se extiende más allá de Al Qaeda.

Para los occidentales, toda intervención es, no obstante, delicada. "El camino más sabio es confiar en los gobiernos locales. Si los cristianos gozan de un apoyo demasiado evidente, serán percibidos aún más como vectores de influencia extranjera", dice Denis Bauchard, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.

Según Antoine Basbous, del Observatorio de los Países Árabes, toda crítica sobre ese tema de un gobierno occidental contra un régimen amigo de la región "vuelve a este último criticable por parte de sus opositores y sus extremismos". Para Denis Bauchard, con excepción de Jordania, las respuestas de los gobiernos, de Egipto hasta Argelia pasando por Turquía, son ambiguas.

Movimientos islamistas como el Hamas palestino y los Hermanos Musulmanes pueden de esta forma poseer un doble lenguaje, oficialmente solidario de los cristianos perseguidos, pero receptivos también a la aversión de sus bases. A cada observación, el país criticado responde con frecuencia aludiendo a la dificultad de Occidente para integrar a los musulmanes. Tras la matanza de la catedral de Bagdad, el primer ministro iraquí Nuri al Maliki le pidió a Benedicto XVI no dejar que "Oriente se quede sin cristianos, ni a Occidente vaciarse de sus musulmanes".

"El objetivo de Al Qaeda y de los islamistas radicales es provocar un enfrentamiento entre el mundo árabe y Occidente", estimó esta semana Michelle Alliot-Marie, la ministra francesa de Relaciones Exteriores.

En una carta a la Alta Representante de la Unión Europea, Catherine Ashton, Alliot-Marie pidió una acción concertada de los 27 y sugirió un apoyo a la región autónoma kurda del norte de Iraq que ha acogido a 20.000 cristianos iraquíes desde 2003.Los occidentales quieren sobre todo evitar el éxodo de 20 millones de cristianos de Oriente, algo que temen los jefes de esas Iglesias y los dirigentes moderados de la región.

Después del atentado de Bagdad, Francia acogió a heridos y a familiares de las víctimas. Michèle Alliot-Marie, sin cerrar la puerta, afirma que según toda lógica deben retornar a su país, para no hacer que Al Qaeda gane.

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