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Los seguidores de Suu Kyi piden su puesta en libertad

  • El juicio de la líder opositora birmana prosigue tras el intento de los activistas democráticos de bloquear el camión que la transportaba a la cárcel.

El juicio a Aung San Suu Kyi, líder del movimiento democrático birmano y Nobel de la Paz, alentó por segundo día consecutivo protestas de seguidores y llamamientos internacionales pidiendo su "inmediata" puesta en libertad.

Cerca de medio millar de partidarios de la Liga Nacional por la Democracia (LND) desafiaron de nuevo los estrictos controles montados por las fuerzas de seguridad, para protestar contra el juicio al que Suu Kyi está siendo sometida en el interior del penal de máxima seguridad de Insein, a las afueras de Rangún.

Los manifestantes, la mayoría de ellos jóvenes y encabezados por Win Tin, uno de los más destacados miembros de la formación política de Suu Kyi, mantuvieron forcejeos con efectivos de las fuerzas de seguridad cuando con un camión intentaron bloquear su marcha en dirección a la prisión, indicaron diversas versiones de testigos.

"Las medidas de seguridad son más y el despliegue de los policías es mayor", dijeron fuentes de la LND, la única formación opositora que resiste a la fuerte presión de la Junta Militar".

Al igual que la primera vista, la celebrada a puerta cerrada, la de este martes duró unas cuatro horas y durante la misma comparecieron varios de los 22 testigos que han sido llamados a declarar, todos ellos policías de la unidad encargada de vigilar la vivienda de Suu Kyi, a quien defienden los abogados Kyi Win, Hla Myo Mint, y Khin Htay Kiwe, a su vez miembros del partido opositor.

Fuentes de la LND indicaron que el juicio durará hasta finales de mayo, aunque las autoridades han anunciado a los residentes en la zona de la ciudad en la que se encuentra la prisión que los controles de seguridad permanecerán en pie por espacio de una semana.

La líder de la oposición está acusada de incumplir los términos del arresto domiciliario impuesto por las autoridades militares hace casi seis años por activismo político.

Según los fiscales, Suu Kyi, de 63 años, y las dos mujeres que la atienden desde 2003, permitieron que el estadounidense, John William Yetthaw, pasara, sin que se conozca el motivo, al menos 24 horas en la casa en la que están confinadas, tras burlar de noche la vigilancia de los agentes que montan guardia en el perímetro de la vivienda, situada a orillas del lago Inya.

Yetthaw, de 53 años y encarcelado también en Insein -donde está siendo juzgado en paralelo por el mismo tribunal especial presido por jueces militares- está acusado de transgredir la ley al visitar a una persona detenida, incumplir las condiciones establecidas para la concesión de visados de turista, y de un delito contra la sanidad pública por nadar en el lago en el que fue sorprendido poco después de abandonar la vivienda de la jefa de la LND.

La LND mantiene que con esta acusación, la autoridades persiguen mantener a Suu Kyi apartada de la política mientras preparan las elecciones legislativas que pretenden celebrar en 2010 bajo la nueva Constitución, que concede a los militares la potestad de intervenir en la gestión del gobierno.

"Se trata de una conspiración para no ponerla en libertad y prohibir que participe en la política", denunció Win Tin en declaraciones a una radio de la disidencia birmana.

La detención de Suu Kyi, que ha vivido en cautividad 13 años desde que en 1988 regresó a Birmania y tomó las riendas de la LND, estaba previsto que expirara el próximo 27 de mayo, según establece la legislación del país.

El juicio ha levantado una ola de condenas internacionales contra la Junta Militar, incluidas de la Unión Europea y de Estados Unidos, y a las que sumó la de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), grupo regional al que pertenece Birmania.

"El Gobierno de la Unión de Myanmar (Birmania) debe recordar que los líderes de la ASEAN han hecho un llamamiento pidiendo la liberación inmediata de Aung San Suu Kyi", indicó la organización regional por medio de un comunicado.

Desde que fue admitida hace 12 años en la ASEAN, el régimen militar birmano ha hecho caso omiso a todos los llamamientos del grupo instando a que inicie un proceso de democratización mediante el diálogo con la oposición y su líder, Suu Kyi.

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