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Dos vencedores, ningún triunfador

Al día siguiente de las elecciones, Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, fue quien se manifestó con mayor contundencia: con los pulgares levantados, se colocó delante de las cámaras y anunció nada menos que la "liberación" de Italia del yugo de Berlín, de Bruselas, de París y de los mercados financieros, a los que responsabiliza del derrumbe de Italia. ¿Las normas de la UE sobre el endeudamiento? ¿Medidas de austeridad para Italia? "Me importa un huevo", dijo Salvini, quien ya se ve instalado como nuevo primer ministro en Roma.

Pero no va a ser tan fácil, pues en realidad el gran triunfador fue el partido antisistema Movimiento 5 Estrellas, que aumentó su caudal de votos, sobre todo en el empobrecido sur de Italia. Ha votado "un país con dolor de tripa", escribió La Repubblica. Un país que no dice "no", sino "basta" a la tradicional política eurófila de las élites políticas. Y también "no" a Silvio Berlusconi, quien creía que, con 81 años, era insustituible. También "no" a Matteo Renzi, quien creía que el país necesitaba a nadie menos que a él y a quien ahora no le quedó más remedio que dimitir. Y también "no" a la inmigración, que ha exigido demasiada tolerancia a la gente.

"Las elecciones han revolucionado el paisaje político de Italia, y los efectos serán duraderos", sentenció Wolfango Piccoli, del laboratorio de ideas Teneo. El principal candidato del M5S, Luigi di Maio, proclamó ayer la "Tercera República", es decir, la "república de los ciudadanos de Italia". Con 31 años, Di Maio pretende entrar en el el Palazzo Chigi, sede del Gobierno, pero ¿con la ayuda de quién?

Estas elecciones dejan dos ganadores, pero ningún triunfador. Porque todo es posible después de estos memorables comicios en Italia en los que ningún partido ha conseguido la mayoría para gobernar. "Estamos navegando en mar abierto, como Cristóbal Colón, y no sabemos qué hay al otro lado", dijo el politólogo Giovanni Orsina. Dos fuerzas antieuropeas han hundido a los eurófilos del Partido Democrático, de Renzi, y de Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi. A tenor de los resultados, la vieja política parece caduca e Italia se asoma a una nueva era.

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