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Adiós a 'Poeta en Nueva York'

  • La obra de Blanca Li, inspirada en la homónima de García Lorca, cerró anoche su ciclo de actuaciones con un lleno absoluto y con un éxito escénico que ha sido la tónica en todas las puestas en escena

El Generalife ha revivido en el último mes la fusión de la danza contemporánea, el flamenco y el hip-hop que estructuran el espectáculo inspirado en los poemas y experiencias del poeta granadino Federico García Lorca en su Poeta en Nueva York. El montaje, que ha conseguido llenos absolutos durante todo este tiempo, tuvo anoche su última representación en un espectáculo en el que las distintas nacionalidades de la veintena de bailarines que dan cuerpo a la obra, reflejan la diversidad cultural que experimentó Lorca a su llegada a Nueva York.

La obra, creada y dirigida por Blanca Li, hermana las experiencias del poeta del 27 con las de la propia coreógrafa y bailarina en su llegada a la ciudad estadounidense. Al igual que Lorca, Li también se marchó muy joven a vivir a Estados Unidos y se encontró con la grandeza de la ciudad en contraposición a la inmensa soledad que le produjo. Por eso, los escenarios no son inventados, sino sacados de sus propios recuerdos y vivencias.

Los sonidos de agua y los cipreses del Generalife de telón de fondo que jalonaba la obra consiguieron hacer disfrutar a los más de 20.000 espectadores que, desde el 15 de julio hasta el 2 de agosto, han asistido para contemplar el ambiente surrealista del interior lorquiano que cerró su edición con un triunfo absoluto en escena.

El ritmo del espectáculo se intensificaba a lo largo de cada actuación. El público se trasladó cada noche hasta el barrio negro del Harlem con ritmo de hip hop, los cabaret y la bolsa de Wall Street acompañados con el compás del bailaor Andrés Marín quien encarnaba al propio Federico, y servía de hilo conductor en las diferentes escenas y movimientos.

El llanto y la sangre que acompañaron al poeta hasta su muerte lo hicieron también en estas tres semanas de actuación. Tres pantallas blancas en movimiento se tiñeron con los cuerpos de los bailarines que se revolvían en ellas ensangrentados.

El agua formó una cortina, bajo la que crearon formas mágicas los cuerpos de los bailarines en danzas alegóricas. Y el flamenco, en la voz de Carmen Linares o Encarnita Anillo, contestaba al jazz y blues del cantante Rob-Li. La magia de la propia directora, enfundada en la pureza de su vestido blanco, agitaba a los espectadores en zapateados enérgicos, giros y fuerza que irradiaban los pliegues de su vestido de luna.

Ahora, otra obra lorquiana recoge el testigo para llenar el Generalife. Romancero gitano, visto desde los ojos y el sentimiento de la bailaora Cristina Hoyos, llegará a Granada el 13 de agosto y hará disfrutar al público hasta el día 30. Ya se pueden conseguir entradas en venta anticipada por la mitad de precio, 10 euros.

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