Crítica de Cine

Amable comedia biológica e incestuosa

Damiens y De France, en la película.

Damiens y De France, en la película.

Una doble premisa articula y enreda esta comedia dramática francesa protagonizada por el grandullón François Damiens, a quien hemos visto en Tip top, La familia Bélier o Mi hija, mi hermana: un artificiero viudo y con una hija veinteañera embarazada descubre que su padre biológico pudiera ser otro al que siempre ha conocido como tal, y en el proceso de búsqueda del progenitor se enamora accidentalmente de la que, ahora, pudiera ser su hermana.

Ambientada en una pequeña localidad costera de provincias, la película asume un tono amable y pintoresco y un innegable cariño por sus singulares personajes, empezando por ese artificiero de aspecto rudo y corazón de oro, para seguir con su enamorada, doctora y posible hermana, interpretada por Cécile de France, su posible padre, a quien presta la habitual solvencia André Wilms, su propia hija confusa y el excéntrico y atolondrado colega de trabajo que, para redoble de eco, también pudiera ser el padre de su futura nieta.

Servido e impulsado el enredo entre azares de guionista habilidoso, revelaciones y reveses acolchados, Sácame de dudas se hace fuerte así en su entrañable galería de personajes y en la manera poco ortodoxa y liviana de abordar temas como la paternidad, la viudedad, la orfandad, el sentimiento de pertenencia a una familia y, en último término, el desafío a los límites morales del incesto desde el amor sincero.

Todo respira aquí una bonhomía y destila un espíritu humanista que hacen de la propuesta, a pesar incluso de sus discretas prestaciones formales, una de esas extrañas apuestas del circuito veraniego de versión original suficientemente original y mesuradamente buenrollista como para no confundirse con la complacencia de la oferta habitual del ramo.

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