Irreverentes, insolentes, inclasificables, delirantes e inmunes a cualquier etiquetado. El fenómeno Antílopez sigue creciendo con su fórmula única y su manera incorruptible de romper la baraja de los modos conocidos en el mundo musical. Esta noche vuelven a la sala Planta Baja por enésima vez, aunque esta para presentar su nuevo disco-espectáculo, el tercero ya de su meteórica carrera, Desprendimiento de Rutina, con el que repiten la receta: honestidad, música original, sentido del humor a raudales y cercanía con el público.

Se trata, como bien saben los ya adeptos, de un excepcional viaje músico-humorístico de casi dos horas (como un partido de fútbol) de canciones perfectas con un discurso desternillante que conecta con el público desde el pitido inicial. Según ellos, su directo es único en el mundo, heredero natural de los Sabina, Krahe o Kiko Veneno mezclado con el humor absurdo de La Trinca, Faemino y Cansado, el virtuosismo de Les Luthiers y el savoir faire de Lina Morgan. Como se ve para estos chicos la modestia siempre es falsa y por eso se autodefinen como héroes cotidianos, músicos, cómicos, creativos, compositores, poetas, cronistas de la realidad, emprendedores, showmanes (sic), ¡libres! En lugar de grabar una maqueta, como hacen el resto de los que aspiran a emprender una carrera musical, ellos se decantaron por montar su propio canal televisión a la carta por internet. Con ello consiguieron libertad absoluta para sus ocurrencias y la interacción inmediata con su público. Ya están aquí de nuevo Antílopez, canción de autor globetrotter, producto nacional brutal.