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Aplastante realidad ferial

  • La cita que nació con el solo interés por la obra seriada se ha convertido en un importantísimo acontecimiento para el arte

El pasado año, con motivo de la décimo quinta edición de la Feria de Estampa, escribía de la importancia alcanzada por esta cita que goza de los planteamientos justos para ser un proyecto de mucha importancia; fácil, sensato, riguroso, sin la exuberancias y coheterías de otros acontecimientos parecidos a este y con todos los argumentos para que atrape al visitante y le deje el máximo regusto de las cosas muy bien planteadas.

Estampa es, por tanto, algo más que la otra gran cita artística madrileña. Después de los días feriales de febrero, cuando la capital se convierte en el epicentro de ese seísmo artístico que concentra las miradas generalizadas -Arco, ArtMadrid, Flecha, Justmad, Dawing Room y Urvanity-, aquella Feria que nació con el solo interés por la obra seriada y que, poco a poco, se decantó por todo tipo de propuestas, se ha convertido en un importantísimo acontecimiento artístico con infinito atractivo para todo el mundo del Arte, incluido las galerías de prestigio que, ya, en un porcentaje muy elevado, han apostado abiertamente por una Feria que es una auténtica y gozosa realidad para ser disfrutada ampliamente. Constatación absoluta de lo que digo es que Estampa, años atrás institución nómada a la búsqueda de un acomodo definitivo que nunca llegó -la última ubicación fue en las estancias del viejo Matadero madrileño-, ha sido acogida en los brazos amparadores de Ifema, señal inequívoca de que la andadura es solvente y con argumentos suficientes para seguir en los recintos feriales del Campo de las Naciones.

Dos artistas granadinos se hacían presentes: Paco Pomet y Pablo Capitán del Río

Que Estampa es mucho más que antes, se observa nada más entrar en pabellón 2 de Ifema. Esta institución ferial domina la situación y la estructura expositiva se siente como más profesional, lo que se traduce en una disposición de los stands con un marcado sentido de la justa realidad para lo que allí se presenta. También, el buen aficionado y el habitual a las ferias de arte se da cuenta de que, este año, se ha dado una vuelta de tuerca más y se nota una mayor trascendencia en lo que se expone, con artistas de mayor intensidad creativa, llegados de la mano de galerías de indiscutible saber hacer.

La Estampa del primer año en Ifema, la edición vigésimo sexta, se presenta como una feria de galerías; la cual ha contado con setenta y cinco, sobre todo españolas, cuyo nombre conforman uno de los catálogos más importantes que uno puede encontrar, y ofreciendo una dimensión tremendamente jugosa, atractiva y sujeta a los encuentros más agradables. Hemos asistido, por tanto, a algunos de los stands presentados por las mejores galerías de España: Rosa Santos de Valencia, Siboney y Juan Silió de Santander, Carreras Múgica de Bilbao, Xavier Fiol de Palma de Mallorca, Adora Calvo de Salamanca, Guillermina Caicoya de Oviedo, Aurora Vigil-Escalera, ATM y Gema Llamazares de Gijón, T20 y Art Nueve de Murcia, Miguel Marcos de Barcelona, Ángeles Baños de Badajoz, así como Juana de Aizpuru, Fernando Pradilla, Silvestre, Max Estrella, My name's Lolita, Estampa, Moisés Pérez Albéniz y Álvaro Alcaraz, entre otras, de Madrid y, por supuesto, nos hemos encontrado, con cuatro de las galerías andaluzas que más acierto e interés demuestran hacia el Arte Contemporáneo: Rafael Ortiz de Sevilla, Isabel Harley de Málaga, Yusto Giner de Marbella y El Espacio Olvera, también en Sevilla -en este sentido sólo se han echado en falta la presencia de la sevillana Alarcón Criado y de la malagueña JM-.

Después de que en la edición pasado tuviésemos la oportunidad de contactar con Pedro Cabrita Reis, el gran artista portugués que fue el invitado de honor; este año se ha pensado -creo que con muchísimo acierto- en la artista coruñesa Ángela de la Cruz, que el pasado año fue galardonada con el Premio Nacional de las Artes Plásticas.

La Feria plantea los infinitos argumentos que ofrece el arte contemporáneo, con sus amplias e inabarcables proposiciones. Obras con todas las características que se dan cita en ese abierto catálogo del arte actual. Asimismo, nos encontramos con nombres de hoy y de ayer, con artistas en lo más alto del Olimpo, con creadores serios de media carrera y que posibilitan lo mejor del arte y con jóvenes promesas en ese espacio de expectación que siempre deben estar para dar dimensión de futuro a una realidad en abierta expansión. La relación de artistas es muy larga; ellos dan forma a todo el espectro de la creación inmediata. Nosotros nos vamos a quedar con lo que más cerca tenemos; esa realidad del arte andaluz que tan importante papel juega en el contexto general de la plástica española y que, en Estampa, ha dejado una profunda huella.

El pintor jerezano Juan Ángel González de la Calle ha sido el protagonista individual del stand de la galería madrileña Estampa. Cuatro lienzos dejaban entrever las máximas circunstancias de una pintura total, con suprema suficiencia en continente y contenido, que planteaba inquietantes desarrollos de escenas africanas con un atractivo y singular guiño distópico. Dos artistas granadinos se hacían presentes en la feria. Paco Pomet (My name's Lolita de Madrid) argumentaba su contundente realidad a contracorriente, con sus formas indiscutibles y su acertadísimo concepto plástico y significativo; Pablo Capitán del Río comparecía en la murciana Art Nueve con su poderosísima obra. Además, nos encontramos con los stands de las galerías andaluzas. El veterano Rafael Ortiz, esencia ya del mejor trabajo que se ha realizado en las galerías españolas, nos ofrecía la clásica y rigurosa realidad de tres de sus más importantes artistas: Juan Suárez, sabio intérprete de la eterna abstracción, Manolo Barbadillo y su estética modular, así como la poderosa dimensión plástica de la japonesa Yoshishige Furukawa. La galería Yusto/Giner mantiene en la Feria la absoluta potencia artística que plantea en su espacio marbellí. Una apuesta por el mejor arte andaluz con obras magníficas de Ángeles Agrela, Miguel Gómez Losada y Ana Barriga, con el complemento ideal de Fabrizio Arrieta y Eduardo Balanza. Dos stands andaluces se presentaban dentro del programa Contraindicaciones, ese que comisaría Guillermo Espinosa y que plantea cuestiones referentes a los modos y maneras del concepto artístico moderno. Por un lado, el Espacio Olvera de Sevilla presentaba las obras del portugués Nuno Sousa y de la madrileña Paula Rubio Infante; dos circunstancias distintas que inciden en un análisis total de la identidad artística. En cuanto a la galería malagueña Isabel Hurley presentaba la pintura contundente de la lisboeta Ivana de Vivanco y la videocreación del gallego Luis Patiño, apuesta por las expectantes nuevas tecnologías como sistema expositivo de relevancia futura.

Para terminar por este recorrido citar que el granadino Pablo Capitán del Río con su obra Vanitas ha sido premiado por la Fundación DKV y la artista Paula Rubio Infante, presentada por Espacio Olvera, ha obtenido la Beca de Residencia Casa de Velázquez. También comentar que el Premio al mejor stand del Programa Contraindicaciones ha sido para el presentado por la galería Ponce + Robles que participaba con el gaditano Alejandro Botubol.

Aquella Feria dedicada a la obra seriada que comenzó hace veinticinco años, ya es toda una realidad. Octubre, como ocurre en el febrero madrileño, es otra cita obligada. En ella se consume lo mejor del arte y dentro de ello, muy buenos productos que tienen su origen en ese Arte andaluz de proyección internacional.

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